PUESTA DE LARGO DE LA MARCA ELECTORAL SECESIONISTA

La lista unitaria reta al Estado a impedir la independencia

XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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A poco que Ciutadans, PSC y PP se esfuercen, todo los catalanes tendrán a mano, el próximo 27-S, la posibilidad de votar  a algo. Tras el Catalunya Sí que es pot de los no independentistas Podem e ICV, la lista unitaria secesionista desveló ayer su marca para la cita electoral: Junts pel Sí. Y lo que sí demostró, al menos su cabeza de lista, Raül Romeva, es que los tiempos de las medias tintas y las declaraciones previas de soberanía han caducado. «Hemos pasado del querer hacer a hacer» se explayó el exeurodiputado de ICV. Un hacer que no va a conocer obstáculos, según él, por cuanto «si el Estado trata de bloquear» el proceso que se emprenderá, el 27-S , si vence la lista, la independencia «se proclamará igualmente».

Artur Mas y Oriol Junqueras dieron ayer, en la terraza del Museu Nacional de Història, un paso al lado y cedieron el protagonismo a los tres primeros de la lista: Romeva, Carme Forcadell Muriel Casals. Oficiaron de hecho como padrinos del evento. Junqueras y Romeva, cuya conexión es pública de cuando sus tiempos en el Europarlamento, incluso coincidieron en parte de sus discurso. Fue en la parte exculpatoria, conscientes de que la foto de ambos con Mas puede ser bizarra para muchas sensibilidades. «Esta es una lista extraordinaria [de fuera de lo común] porque el objetivo es extraordinario» dijeron el republicano y el execosocialista. Mas sonrió. O mejor, siguió sonriendo porque no dejó de hacerlo en toda la velada.

El breve parlamento del president fue por otros derroteros: «Lo que queremos hacer [no dijo lo que haremos], lo queremos hacer bien», dijo, acaso como elíptica respuesta a Unió que en los últimos días trata de hacerse con la bandera del senyy del muy pujoliano les coses ben fetes.

Forcadell estuvo en su línea belicosa con Mas. Si su «president, ponga las urnas» saltó a la fama, ante el apuro de los convergentes presentes en ese acto de octubre, ayer se encargó de recordar que en el 2012 «hubo un cambio de posición» en el Govern «porque la gente lo quiso. Este es un movimiento de abajo a arriba», dijo mientras Mas seguía deleitándose con el horizonte marinero.

Romeva, con todo, ocupó el centro de los focos. Se le vio cómodo y con coletillas que seguro que enardecerán al respetable que acuda a sus mítines. «Vamos a por todas», «ya no hay margen» y «esto [la independencia] va en serio», fueron las que soltó ayer.

Recitó la hoja de ruta «mejorada», como la bautizó poco antes Mas, que se inicia con esa declaración de «inicio del proceso de independencia» por parte del Parlament constituido (es decir, un mes después del 27-S) y que acaba con la secesión ya efectiva y unas nuevas elecciones. «Esperemos que ese periodo sea corto» apuntilló Romeva ante la sonrisa perenne de un president que, según dijo, a esas elecciones no se presentaría.

Donde más a gusto se mostró Romeva fue en el desglose del compromiso político acordado, un documento que se piensa en clave social y que, como es habitual en estos casos, es un compendio de lugares comunes y nulas concreciones, tipo «atender las necesidades de protección contra la pobreza infantil».

El Ejecutivo central asegura que tiene su propia «hoja de ruta» para evitar que Mas vulnere el «orden constitucional», pero no quiere dar ninguna pista porque las «elecciones ni siquiera han sido convocadas». «Si se anuncia una cosa, nosotros anunciaremos la consiguiente actuación ante los órganos correspondientes. El Gobierno actúa ante hechos jurídicos, no ante declaraciones», señaló ayer José Luis Ayllón, portavoz de la Moncloa en una reunión con periodistas.

El también secretario de Estado de Relaciones con las Cortes negó que el Ejecutivo esté preocupado por la lista conjunta pero sí cree que el Gobierno debe advertir a los electores catalanes sobre esa suma de dos partidos «que se parecen como un huevo a una castaña» y tienen posiciones divergentes en políticas sociales y económicas.

Ayllón también negó que Mariano Rajoy pueda estar preparando un plan para intentar «suavizar» su posición antes de las elecciones catalanas. "No hay ningún tema que suavizar. En estos tres años de legislatura cada vez que ha habido que suavizar una situación lo hemos hecho (...) Cuando había que suavizar el número de facturas en los cajones, el Gobierno, por ejemplo, ha tomado iniciativas para pagar lo que se debía. Si es ese tipo de suavizantes lo que se espera, vamos a volver a hacerlo siempre que haya alguna administración autonómica o local con problemas de liquidez", argumentó, informa Pilar Santos.Eso sí, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, habitual azote del independentismo acusó a Mas de tener «tics totalitarios». «Catalunya es mucho más que Mas y Mas es cada vez, menos», sentenció en un juego de palabras sinpar.