Análisis

Marca o ciudad

La gente no rechaza el turismo de forma categórica, sino unas determinadas prácticas y defiende el respeto por el entorno

CONSOL PRADOS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando nos preguntan por el mundo de dónde somos, lo decimos con orgullo porque nos sentimos orgullosos de Barcelona, y nos gusta que guste y nos gusta enseñarla. Pero todo debe tener su equilibrio.

El turismo saltó al debate público y se convirtió en uno de los temas más conflictivos en estos últimos años y seguramente en uno de los grandes retos para los próximos. Porque además de las grandes cifras de visitantes, cruceros y dinero, aparecieron las protestas de los vecinos de algunos barrios por el conflicto de los apartamentos turísticos y el alboroto en la calle, el desconcierto ante la imposibilidad de acompañar a los amigos o los nietos en el parque Güell, el cierre de establecimientos que forman parte de la identidad para franquicias de multinacionales, la afectación en la vida diaria como es el caso de la movilidad... y seguramente todo ello mezclado con la frustración que provoca las desigualdades crecientes de la crisis. No es nada contradictorio la explosión del malestar ciudadano y el éxito de la marca de una ciudad situada entre las seis primeras mundiales. Así, las dos realidades al mismo tiempo, conviven, o no, en Barcelona.

No es contradictorio cuando la marca es pensada para los de fuera más que para los de dentro, para los de fuera o para los intereses privados de los gestores turísticos. No lo es cuando lo que prima es mejorar la posición competitiva en el mercado aunque reste identidad. Si la gente que vive no se siente identificada es que no es una buena marca. Porque uno de los principales objetivos del impulso económico y estratégico de un territorio es la mejora de la calidad de vida ciudadana.

EL RIESGO DE UNA NUEVA BURBUJA

EL RIESGO DE UNA NUEVA BURBUJA¿Es el turismo una nueva burbuja? ¿Forma parte de prácticas que han sido causa de las consecuencias económicas actuales? Supongo que como todo, depende. Si es la única apuesta de crecimiento económico y de posicionamiento de ciudad, si es a corto plazo y la creación de empleo es monográfica, entonces creo que sí. Si forma parte de una estrategia de desarrollo más diversificada, si el monopolio no es privado y hay un determinado control público (de defensa de los intereses colectivos), si la visión no es de corto plazo y si es compartida con la ciudadanía, entonces creo que es una oportunidad. Y como todo lo que nos afecta de manera colectiva, depende de quien marca la agenda: el mercado o la política. La política del espacio público es eso, la mediación entre diferentes intereses en beneficio del común.

La gente no rechaza el turismo de forma categórica, rechaza unas determinadas prácticas y defiende el respeto por el entorno de donde vive. La marca no se puede comer la ciudad y las oportunidades que esta ofrece a su ciudadanía. La industria turística es uno de los grandes sectores económicos que hay que defender, pero no debe ser una nueva burbuja, porque ya sabemos que estas no se deshacen, sino que estallan.

Y por último, que aumente el turismo español es una buena noticia: porque es uno de los principales mercados por proximidad y las cifras no se corresponden a lo que debería ser normal, porque mantiene una conducta que es bien aceptada, y porque el aprecio entre los pueblos se hace desde el conocimiento.

TEMAS