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Detrás del escudo

RAMÓN DE ESPAÑA

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El actor Michael Jace fue detenido hace unos días en su casa de Los Ángeles tras volarle la cabeza a su mujer en presencia de sus dos hijos de corta edad. Dicen que tenía deudas. Y que era un tipo bastante atormentado. Yo lo recuerdo por su participación en una de mis series preferidas, The shield (El escudo o, en este caso, La placa), monumental fresco social sobre la ciudad de Los Ángeles protagonizado por un escuadrón de policías corruptos a las órdenes de un tal Vic Mackey, psicópata entrañable con un extraño código moral al que daba vida Michael Chiklis, un actor que no ha tenido mucha suerte en la pantalla grande (le cayó el papel de Súper Pedrusco en las películas de Los Cuatro Fantásticos, que no es de mucho lucimiento).

The shield fue una serie que no gozó de los favores de la crítica, que se inclinó por su competidora The wire. En ella, Michael Jace interpretaba un interesante papel secundario, el del patrullero Julien Lowe, un buen tipo y mejor policía atormentado por una homosexualidad que no asumía a causa de su extrema religiosidad. El personaje se fue desdibujando a lo largo de la serie, cada vez más centrada en las criminales trapisondas de Vic y su grupo de asalto, pero Jace siempre lo afrontó con una dignidad, un talento y una seriedad encomiables. Y si la homosexualidad era la piedra en el zapato del agente Lowe, ¿cuál sería la del actor Jace? ¿Qué le llevaría a matar a su esposa cuando le recriminó que cada vez llegaban con más dificultades a final de mes? ¿Cuál sería el origen de esas deudas que le estaban haciendo la vida imposible a toda la familia?

Michael Jace ya puede despedirse de su carrera mientras se prepara para un juicio que hará las delicias de los tabloides. A mí me gustaría saber qué le pasó. Cuando Dominick Dunne escribía para Vanity Fair sus formidables crónicas negras (recuerdo su cobertura del caso O.J. Simpson o del proceso contra Phil Spector), podría haber esperado respuestas. Pero Dunne está tan muerto como la señora Jace y algo me dice que me quedaré la inopia.