IDEAS

Las tías excéntricas

JORDI PUNTÍ

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En la selva de novedades para este Sant Jordi, uno de los títulos más sorprendentes, por no decir rompedores, será Viatges amb la tieta, de Graham Greene, editado por El cercle de Viena (con traducción de Dolors Udina). Hace ya varios años que esta editorial recupera clásicos modernos y medio olvidados, como L'escuma dels dies, de Boris Vian, o El xal, de Cynthia Ozick, y el éxito continuado les da la razón. Pese a ello, habrá quien diga: ¿Graham Greene, ahora? ¿Y una tía? De entrada puede parecer un libro anticuado -se publicó en 1969-, pero es atemporal. Viatges amb la tieta forma parte de ese género que vienen a ser las novelas británicas con personajes excéntricos y que a su vez dibujan un paisaje tradicional, definido por las clases sociales, con mayordomos ingeniosos, fiestas en el jardín y charlas de té a las cinco. Lo hemos visto mil veces en las teleseries, novelas y películas, y su encanto es precisamente la repetición de unos esquemas ya sabidos.

Como pasó hace unos años con La tía Mame de Patrick Dennis (Acantilado), Viatges amb la tieta es un título entretenido y puede encontrar fácilmente al lector en catalán. Sin embargo, ¿qué ocurre con las otras novelas de Greene? Libros como El tercer hombre, Los comediantes, El americano tranquilo... Da la impresión de que viven en una especie de limbo bastante cómodo: mientras su figura ha desaparecido de la actualidad cultural, su obra no deja de reeditarse, es decir, sigue atrayendo lectores. Seguro que hoy la etiqueta de «escritor católico» no le hace ningún favor, pero no hace mucho leí con entusiasmo El fin del romance y uno se da cuenta enseguida de que su estilo rico, con diálogos inteligentes y personajes de enjundia, a ratos con mucha crueldad y un trasfondo crítico con el catolicismo, le convierten en un autor vivo. Quizá a estas alturas solo lo lean los mayores, los que les descubrieron cuando era un referente mundial, pero no debe descartarse que Viatges amb la tieta se convierta en una puerta de entrada para una nueva generación de lectores. Torres más altas han caído.