Una mierda de ley

Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, este lunes, en la rueda de prensa tras conocer el fallo del TEDH contra la 'doctrina Parot'.

Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, este lunes, en la rueda de prensa tras conocer el fallo del TEDH contra la 'doctrina Parot'. / periodico

FRANCISCO JAVIER ZUDAIRE

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Callen las calles, brote la nada, hagamos la autopista de los ladrones, sin bandas sonoras, sin peajes. Silencio, se roba.

No es un tibio escarnio ni una ligera capada de gónadas democráticas tener pavor al gobierno salido de las urnas y sentir la impotencia y el desamparo que destilan sus decisiones. La impotencia, bien argumentada por los hechos, de tener que tragar sin consuelo en medio del pasotismo, social y general, y con solo cuatro protestas aireadas por los últimos despojos combativos, hoy diluidos en su mayoría por otras preocupaciones, sin duda, pero también porque el esfínter ha dado de sí cuarto y mitad, a base de darle lo suyo, y ya apenas escuece. Y si escuece, a aguantarse toca, y ¡vivan las libertades!, grito socorrido donde los haya y de imposible traducción: lo mismo sirve para tirios que troyanos, rotos y descosidos, democracias dictaduras, nobles y villanos. Que vivan las libertades, que vivan cada vez más lejos en una democracia encogida como un mal jersey de imitación.

Una semana más, el goteo de sinvergüenzas ha sido un chorro imparable, que ni los puentes respetan. Pero en este país, para uno que está hasta los cojones, y lo dice, hay nueve que otorgan y, por si la bestia despierta, el nuevo corsé ya está en máquinas, presto a ceñir gargantas y acallar la calle. Vía libre a las cuentas en Suiza de los cabrones, al corporativismo de los políticos ladrones --más de 3.000 imputados, 3.000-- y demás ralea colateral, banqueros incluidos. Manga ancha, hasta el punto de que siguen robando, fugando capitales, escándalo tras escándalo, y no se les ocurre poner coto (ponerse, sería lo correcto) a tanta rufianería, sino que idean leyes para que no les toquen los huevos con gritos destemplados. Ya ni se menciona el arrepentimiento ni mucho menos el pago penal por los desfalcos, no…, hemos llegado al punto de nieve de la soberbia y la prepotencia, y les molesta hasta la queja de los cuatro concienciados que restan…, y quieren acabar con ello, para que no haya ruido, para que robar sea todavía más silencioso, mucho más alevoso. Putas alimañas.

¿Dónde está la ley que protege a los ciudadanos de las constantes tropelías, atropellos que al final -es la economía, imbécil- pagarán ellos por la vía de los impuestos o de los recortes? Vean esa Hacienda, que esta misma semana y en medio de su particular guirigay, aceptaba facturas falsas para salvar el culo de la infanta; esos banqueros posando de tres en ringle y pasándonos por el morro la usura de haber ganado un 80% más, merced a las inyecciones de dinero público, y sin conceder créditos porque en grifos cerrados no entran moscas (cojoneras, desde luego); esa patronal salpìcada; esos sindicatos desahogados, los cortesanos, ex presidentes autonómicos, dirigentes del deporte…., todos hasta el cuello de la mierda que ellos mismos fabrican…, somos el número dos mundial en la percepción del crecimiento de la corrupción, por detrás de Siria, y tienen la poca vergüenza de venirnos ahora con una ley de supuesta seguridad ciudadana que persigue pararnos los pies a los ciudadanos, a los que sufren sus desmanes y se los deben comer enteritos cuando los leen en la prensa cada día, a los que esperan inútilmente que cesen los robos, que haya controles a los partidos y sus financiaciones ilegales -con la bandera enhiesta de las fundaciones, faltaría más-, a los que ven brotar nuevas islas del tesoro para tesoreros…, a quienes observan cómo el país se va a la mierda...

Pues, mierda sobre mierda, he aquí una ley de mierda.

(No es ésta la rabieta de un bloguero de mierda: El Consejo de Europa, la institución encargada de velar por el respeto a los derechos humanos en el continente, ha calificado de altamente problemática la propuesta de ley de seguridad ciudadana presentada por el Gobierno español. Terminarán por maquillarla, pero miren fijamente a una mierda y digan cómo puede mejorarse).