¡Basta de palmeros, basta de la casta!

ADRIÀ GALLARDO

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Puede que el título que da nombre a estas líneas lo hayan escuchado unas diez mil veces durante estos últimos meses, y con razón, porque es una vergüenza. No me gusta dirigirme a la política ni a los que la practican con el término 'casta¿ pero la ciudadanía, el pueblo, estamos cansados, no podemos más con la situación política de España, y necesitamos un cambio. Lo digo yo, un amante de la política como herramienta para preservar el bienestar de todos y cada uno de los ciudadanos que forman un país, pero es que los políticos no evolucionan, se han estancado y no van más allá de discursos llenos de ambigüedades escritos por becarios mal pagados, y discursos que buscan el interés propio, o partidista. Necesitamos la regeneración, pero ya.

Los ciudadanos, seamos jóvenes o no tanto, estamos hartos, hasta la coronilla de la insensatez con la que algunos toman riendas pensando que son jefes de su mundo y que no son empleados de los ciudadanos, cosa que no es veraz. Somos sus jefes, y no lo aceptan, porque tienen mucho que esconder, son como una mafia.

Sus intervenciones se caracterizan por discursos llenos de poca luz, discursos que son destinados a dejar mal al de enfrente, y dejar en lo más alto a su partido. Discursos que párrafo a párrafo son interrumpidos por fuertes aplausos de los palmeros menos indicados para hacerlo, los que quizás más que ocultar tengan, pero ahí siguen ocupando un escaño, y el del Gobierno.

Mientras escribo estas líneas es imposible no pensar en la dramática sesión plenaria que fue realizada el jueves, en la que un presidente del gobierno débil, cogido por todos lados, intranquilo y dependiendo de un señor que está encarcelado, salió a la palestra con un discurso lleno de pocas explicaciones, atacando a la oposición, y recriminando los errores de otros en épocas anteriores. Y es que las sesiones plenarias del Congreso, se convierten cada vez más en espectáculos de "a ver quién aplaude más fuerte y más rato". Es una vergüenza.

No se dan cuenta de que lo que necesitamos los ciudadanos son respuestas, responsabilidades políticas, caiga quien caiga. Porque vivimos en un supuesto Estado de Derecho, y no es admisible que un partido se haya estado, presuntamente, financiando ilegalmente durante más de 20 años. No es admisible ni decente que un partido haya ganado las elecciones supuestamente gracias a grandes cantidades de dinero que les han dotado de más recursos para poder hacerlo. Es una vergüenza.

Los ciudadanos estamos hartos, necesitamos un cambio, sino esto acabará como el rosario de la aurora, por ello es necesario que los jóvenes nos interesemos, que entremos en política, porque es necesaria más que nunca la regeneración política para acabar con la mafia que nos está haciendo caer en picado. No debemos permitirlo, debemos preservar una sanidad pública y una educación pública de calidad, porque eso es la política, defender los derechos, defender a los ciudadanos.

Pero eso, sólo lo sabemos los que la sentimos, los que la valoramos. Porque la política no es una profesión, es una vocación. Por ello, echémosles, Rajoy, dimita.