Keynesiano, sí, ¿qué pasa?

"Keynesiano, es usted un keynesiano", me interrumpió airado un tertuliano cuando en un programa de radio mostraba mi crítica hacia una política de recortes que no hace más que enviar ciudadanos al paro. ¿Cómo va a recuperarse así el consumo y por tanto superar la crisis? Sí, soy keynesiano, a pesar del tono despectivo con que se dirigió el tertuliano hacia mí, como si fuera lo mismo que ser miembro del Ku Klux Klan.

Según Keynes, en tiempos de recesión deben ser los gobiernos quienes intervengan en la economía para generar demanda que reaviva el consumo y este sostenga la producción. Un ciclo económico que rebosa lógica. En el otro extremo, dejar que sea el propio mercado quien genere por sí mismo la recuperación. Pues ya hemos visto adónde nos ha llevado el mercado ultraliberal que se regula a sí mismo que nos ha regido en los últimos tiempos.

Cuando Zapatero se sacó de la chistera su Plan E, inyectando dinero a los ayuntamientos para invertirlos en obra pública y amortiguar el desplome del sector, estaba aplicando keynesianismo puro. Pero mal. Los ayuntamientos vaciaron los cajones de proyectos aparcados, se inventaron los que pudieron --dicen que algunas carreteras se arreglaron hasta cinco veces para justificar la inversión-- y levantaron más equipamientos que lo único que hicieron fue aumentar el gasto corriente de los consistorios, el déficit y la deuda. Keynes deja de tener lógica cuando se aplica con torpeza.

Este diario ha publicado el titular que mejor resume la actual situación: "Impotencia española". La monarquía tiene ya más vías de agua que elTitanic. Argentina expropia YPF y el Gobierno de Rajoy solo puede quejarse y como mucho recibir alguna palmadita de consuelo en la espalda. Kirchner no va a dar marcha atrás. Tampoco invadiremos Argentina. Al Gobierno del PP tan solo le queda recoger los cristales rotos, decir de vez en cuando por si cuela --cada vez menos por cierto-- que la culpa sigue siendo de Zapatero y continuar con los recortes a la desesperada para complacer a Europa y a los mercados.

Pues, sí, reivindico a Keynes.