El epílogo

Afilando la guillotina

JUANCHO DUMALL

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Tal vez fue su condición de francés la que empujó al presidente del Banco Central Europeo,Jean-Claude Trichet,a pronunciar el viernes en Madrid una de esas frases lapidarias que quedarán como resumen de una época. «Nuestras democracias y nuestros ciudadanos -dijo- no permitirán por segunda vez que los gobiernos movilicen el equivalente a un 27% del PIB, con riesgo para los contribuyentes de ambos lados del Atlántico, para evitar el derrumbe del sistema financiero». Solo alguien que ha nacido al otro lado de los Pirineos y conoce la historia de su país sabe que empecinarse en mantener una sociedad de privilegios acaba con una solución letal: la guillotina.

Los franceses se alzaron hace 222 años contra una sociedad injusta que había llegado al colapso económico. La nobleza y el clero no querían de ninguna manera pagar la parte del desaguisado que les correspondía, y las clases populares tomaron la Bastilla y acabaron con violencia con un orden inaceptable, en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad.Trichet, que seguramente ha leído el¡Indignaos!deStéphane Hessel, sabe que ya hay suficiente masa crítica en Europa como para no tolerar más los bonus astronómicos de los ejecutivos, los rescates de los financieros aventureros, los premios a la avaricia y, en definitiva, la reaparición en el siglo XXI de otra sociedad de privilegios.

La manifestación

Las decenas de miles de personas que ayer se manifestaron en Barcelona contras los recortes del Govern de la Generalitat en materias tan sensibles como la sanidad y la educación lo hacían para defender un Estado del bienestar cuyo embrión se puso en la Revolución Francesa. Si ese 27% del PIB no se hubiera bloqueado para sanear entidades financieras, seguramente no estaríamos hablando de cerrar quirófanos por la tarde, reducir el horario escolar o congelar las pensiones.

El pánico ante un posiblecorralitohizo que no se reaccionara en el 2008 ante la gran crisis de la banca. Pero tiene razónTrichetal intuir que esta generación no consentirá otro fraude similar.