Las elecciones del 28 de noviembre

No a cualquier precio

Catalunya padece, además de la crisis económica, una de calidad democrática y otra institucional

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ALBERT RIVERA

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En Catalunya, además de la crisis económica que sufrimos en el conjunto de España, tenemos dos crisis añadidas que aumentan la desconfianza de los ciudadanos en los representantes políticos, aquellos que debemos liderar los cambios necesarios para salir de la recesión. Por tanto, a la más que evidente crisis económica, hay que sumarle en nuestro caso una crisis de calidad democrática y una crisis institucional derivada de todo el proceso del Estatut y sus consecuencias.

Para Ciutadans, solucionar estas tres crisis debe ser la prioridad del Govern que salga de las urnas el próximo 28 de noviembre y por ello, con luz y taquígrafos, explicamos con claridad que poner solución a estas tres crisis son nuestras tres condiciones para apoyar o participar en el futuro Ejecutivo. A diferencia de lo que ha hecho el PSC, o de lo que pretende hacer el PPC pactando a escondidas nuevamente con CiU, nosotros no queremos engañar a nuestros votantes, no queremos decirles una cosa en campaña y hacer la contraria cuando pasen las urnas y gobernar a cualquier precio.

Es momento, más que nunca, de no decepcionar a los ciudadanos, que en los últimos años han tenido la sensación de votar a partidos que utilizaban sus votos solo para llegar al poder, vendiendo por el camino los principios y las ideas de los ciudadanos que les habían apoyado en las urnas. Quizá el caso más flagrante ha sido el del votante socialista, que ha visto cómoMaragallyMontillase entregaban al nacionalismo de ERC, dando alas al independentismo y a los que quieren levantar fronteras en nuestro país, abandonando las políticas sociales y la defensa de nuestras libertades individuales o del bilingüismo.

Estas elecciones autonómicas, lamentablemente, pueden ser las de menos participación en los 30 años de autogobierno, con una previsión de que uno de cada dos catalanes se quede en casa el 28-N. Eso, sumado a los casos de corrupción como Pretoria o Palau que están salpicando a los dos partidos que han presidido el Govern en los 30 años de democracia, CIU y PSC, junto al inmovilismo de la clase política que se niega, después de ocho legislaturas, a aprobar una ley electoral catalana, es buena prueba de que necesitamos un impulso de calidad democrática.

Desde Ciutadans proponemos una ley electoral que permita incrementar la confianza de los ciudadanos en sus representantes públicos. Una ley con listas abiertas, para que sean los ciudadanos quienes escojan a sus diputados, con limitación de mandatos para que los gobernantes no se perpetúen ni creen redes clientelares alrededor de sus gobiernos. Esa ley electoral debe, a su vez, obligar a los partidos a realizar primarias para escoger a sus candidatos. Y, por otro lado, es necesario un pacto anticorrupción que firmemos todos los partidos en Catalunya para expulsar y limpiar cualquier atisbo de corrupción en nuestros partidos políticos, en vez de ampararla o ocultarla como algunos han hecho en esta última legislatura. En definitiva, reconciliar el divorcio entre los que nos pagan el sueldo, los ciudadanos, y los representantes públicos.

Para salir de la crisis económica, hay que ayudar a los que levantan cada día la persiana: emprendedores y trabajadores. Las administraciones públicas están para servir a los ciudadanos, y no los ciudadanos a las administraciones. Y aquellos que quieren emprender un proyecto, los autónomos que crean puestos de trabajo y los trabajadores que quieren trabajar y formarse necesitan el apoyo y las herramientas para reactivar la economía. Por tanto, una Administración más ágil y competitiva, la concesión de crédito público directamente desde el Institut Català de Finances a emprendedores, y una formación de calidad a los trabajadores son condiciones básicas para salir del círculo negativo de destrucción de empresas y destrucción de empleo.

Y la tercera crisis a solucionar es la institucional. Al margen del debate estatutario de siete años en el que nos metieron el primer tripartito y CiU, y sin entrar en la demora y politización del Tribunal Constitucional, el primer ciudadano que debe acatar y hacer cumplir las sentencias judiciales debe ser el presidente de la Generalitat, sea cual sea su ideología o su partido. Por tanto, es necesario que en la siguiente legislatura se adapten a la Constitución y a la sentencia del TC leyes que se aprobaron con artículos que hoy son inconstitucionales, como la ley de educación, para tener una educación como mínimo bilingüe, o la derogación de las sanciones lingüísticas a los comerciantes, entre muchas otras.

Si lo que apuntan todos los sondeos electorales se cumple, el 28-N CiU no obtendrá mayoría absoluta y el tripartito deMontillatampoco tendrá escaños suficientes para gobernar. Eso significa que un partido que está creciendo como C's podría convertirse en decisivo a la hora de investir al futuro presidente, aprobar los presupuestos de la Generalitat o votar leyes vitales en la siguiente legislatura. Es momento de cambio, pero no solo de siglas o de sillas, sino de formas, de principios, de políticas y de personas.

*Presidente de Ciutadans (C's)