El catalán y el Vaticano

Dudo mucho de que las palabras del señorRajoy sirvan como argumento de peso filológico respecto de la evolución histórica de la lengua catalana. Y, a pesar del respeto que me merece la autoridad pontificia, quiero pensar que, a lo largo de los siglos que hace que el latín vulgar derivó hacia eso que llamamos catalán, ha habido episodios más decisivos para el prestigio y la consolidación de esa habla que las palabras de un Santo Padre un domingo de noviembre en Barcelona. De hecho, no es preciso ir muy lejos del Vaticano (allí mismo, para ser exactos, pero hace 500 años) para encontrar a un Papa y una curia que hablaban y escribían en catalán. «En su corte pontificia de Roma, el catalán, en su variante valenciana, fue por última vez lengua áulica». Lo dice el padreBatllori,que tiene más entidad intelectual queRajoy y que estudió como nadie la corte deAlejandro VI, Rodrigo de Borja.

Digo todo eso porque es ciertamente irritante que, después de todo cuanto sabemos, ahora el PP hable de una campaña de promoción sin precedentes. Lo es porque, primero, me gustará ver hasta dónde llega la voluntad papal de contentarnos; después, porque no sé hasta qué punto la lengua tendrá proyección internacional. Y, en último término, porque es un insulto chapucero a una larga tradición que incluye cimas elevadas del pensamiento y una lucha digna contra la ignominia y el exterminio.