Análisis

Republicanos ahogados en una taza de té

Rosa Massagué

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Tom Ross, el presidente del Partido Republicano del estado de Delaware, había dicho que Christine O'Donnell no era una candidata viable para ningún puesto, ni siquiera para el de recoger perros abandonados.

Sin embargo, los votantes en las primarias para las elecciones de mitad de mandato han considerado mayoritariamente que esta representante del Tea Party es su candidata al Senado frente al aspirante oficial del partido.

El susto de esta Sarah Palin sin gafas no ha sido el único que ha dado en una misma noche el movimiento ultra al oficialismo republicano. Está claro que el partido tiene un problema.

En los dos años transcurridos desde la victoria demócrata para la Casa Blanca, los republicanos no han superado aquel desastre. Ocupados en derrotar toda propuesta de Barack Obama, han dejado la puerta abierta a lo que en otras circunstancias no pasaría de ser un movimiento excéntrico. El Tea Party, con sus continuados progresos, está ocupando el escenario republicano.

La pregunta que nace de estas primarias es la de si queda espacio para los moderados. La respuesta parece ser que no, aunque, paradójicamente, los sondeos indican que los candidatos del Tea Party son demasiado débiles para vencer a los demócratas en noviembre.

El aparato sabe que estas candidaturas pueden ser letales. Los votantes conservadores, que ya han aparcado de la carrera electoral a ocho candidatos republicanos oficiales, no parecen opinar lo mismo.