Restaurantes 'low cost'

El éxito de Barcelona como destino turístico, que las cifras de ocupación hotelera de este verano ratifican, arrastra un grave defecto desde hace unos años. De forma imperceptible, pero constante, la oferta de restauración de la ciudad, tan atractiva por tantas razones, se ha separado de la demanda al mismo ritmo y con idéntica intensidad que lo han hecho sus precios.

Quienes hayan tenido la oportunidad de viajar estas vacaciones al extranjero, especialmente a Estados Unidos, habrán comprobado cómo nos hemos alejado de otros países en este capítulo. Habrán visto qué fácil es encontrar fórmulas adecuadas para grupos familiares, a los que se ofrece comida rápida, en efecto, pero con una calidad y un coste muy razonables. De tal manera que se puede hacer turismo sin ser un potentado y sin recurrir al bocadillo o al supermercado, ni huir tampoco de la comodidad del restaurante.

Un sector dinámico de la industria de la restauración de Barcelona ha detectado el problema y empieza a generar una oferta de fast food de calidad aceptable a precios asequibles, tanto para el mediodía como para la noche. En el intento de atender a la demanda creciente que se siente cómoda con los menús diarios, pero que no consume esas cartas de más de 30 euros por comensal que se han generalizado en la ciudad, nace una nueva gama de restaurantes pensados para barceloneses de clase media afectados inevitablemente por la crisis y para turistas que se alojan en tres estrellas o cuatro, o en apartamentos, y que casi con seguridad han viajado en una aerolínea de bajo coste.