Memorias de absenta

RAMON Folch

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Mi padre se llamabaRamon Folch.Mi abuelo paterno, también. Y mi bisabuelo. Y mi tatarabuelo. Y el padre de mi tatarabuelo. Y el abuelo de mi tatarabuelo. El bisabuelo de mi tatarabuelo, no. Se llamabaFrancesc, Francesc Folch Pagès.Nació y murió en Montblanc, como mi abuelo y todos los demás. Guardo papeles del XVIII y XIX que lo prueban. Me siento muy acompañado en el tiempo.

Mi padre fue el primer barcelonés de la familia. Nació en la calle de Sant Pau, en el número 76. La casa desapareció, engullida por la Rambla del Raval. También ha desaparecido la calle de la Cadena, donde en 1923 los pistoleros de la patronal mataron aSalvador Seguí, el Noi del Sucre."Fue aquí", señalaba mi padre. Y yo miraba aquella esquina, estremecido. Del otro lado estaban el cine Diana, desaparecido también, Sant Pau del Camp y el bar Marsella, que por fortuna aún subsiste. Fundado en 1820 y famoso por su absenta, el Marsella era visto con prevención por mi abuela, modista.

En la misma calle estaba la librería del tío abueloAntoni Palau.L'avi Palau era un gran erudito. Inventarió los libros hispanoamericanos de todos los tiempos (Manual del librero hispano-americano), como es sabido, o tal vez no. Adoraba la sopa de menudillos que preparaba mi madre.

La llamita del azucarillo ardiendo sobre la absenta,el Noi del Sucrezampándose los terrones para el café y de ahí su mote, el Marsella y el claustro de Sant Pau,l'avi Palauy cuantosRamon Folchhan sido... Sé de dónde vengo. Y sé lo que quiero legar a mis nietos: la memoria de un pasado completo y el presente de un mundo con futuro. Por ello invoco sostenibilidades. Para que el mañana no se funda cual azucarillo de absenta codiciada en exceso.