¿Qué hacer hoy, 15 de abril, en Barcelona?

Brodas Bros es una formación dedicada al hip hop y las danzas urbanas con ya más de 15 años de experiencia en los que han trabajado con los compañeros de viaje más insólitos como la Simfònica del Vallès, el Tricicle, la Fundación Tony Manero o el mismísimo Cirque du Soleil, casi nada. Son unos auténticos magos de la luz y el movimiento como han demostrado en espectáculos tan sorprendentes como el reciente Around the world y ahora dan un paso más adelante con el inmersivo Sokkyo, que muestra a los Brodas en 360 grados. Un montaje brillante, original y animado creado conjuntamente con Desilence, a cargo del apartado tecnológico y visual, que puede verse en el Centre d’Arts Digital Ideal tan solo hasta este domingo día 17.

Al entrar en la enorme sala cúbica vemos como en las paredes laterales van apareciendo poéticas frases relativas a lo que ofrecerán luego (“Pintant el paisatge amb la meva música”) y, en la central, el título, Sokkyo, que tiene un doble sentido, ya que parte de esta palabra en japonés que significa improvisación, pero que también puede leerse en catalán (“Sóc jo”). Toda una declaración de intenciones. El público se reparte entre unos pequeños pufs en los laterales y, los más jóvenes, se estiran en unos cojines más cercanos al escenario central.

Un inicio impactante

Las proyecciones se inician mostrando un cielo estrellado que se convierte en lluvia y sobre el que evolucionan los bailarines con un paraguas iluminado y movimientos robóticos demostrando lo que son capaces de hacer. Un enérgico inicio para seguir con unas frases (“Te habían hablado de los Brodas Bros”) y palabras en blanco y negro sobre las los nombres de sus creadores y los estilos de baile (popping, locking), que desaparecen para dar paso al siguiente número, extraído de su anterior montaje.

Es de los más espectaculares y en el mismo juegan con las proyecciones para fingir estar encerrados en un cubo o en un halo de luz, crear rectángulos de mayor o menor tamaño o irse pasando un cuadrado iluminado. Son unos cinco minutos repletos de magia e imaginación que te dejan con la boca abierta. El sonido es el protagonista a continuación con un fragmento en el que los espectadores serán los amos de la función haciendo que los artistas bailen a su ritmo gracias a un anillo mágico. Es el momento más simpático.

Los hoverboards y las sorpresas

Ahora la atención recae en los hoverboards, esos patinetes eléctricos de dos ruedas sin barra para desplazarse, que les sirven para moverse por todo el espacio e incluso ponerse en vertical. A continuación, un fondo azul servirá para ir trazando formas como cristales rotos en la pantalla mientras uno de los bailarines ejecuta un solo. La estética y el preciosismo ante todo.

La sala se llena de cuadrados en blanco y negro mientras ellos llevan una luz. Cuando las formas geométricas empiezan a moverse puedes acabar un poco mareado, pero la belleza hipnótica de lo que estás viendo te impide apartar la mirada. Llega el instante más festivo en el que aparecen iluminados por sorpresa en cualquier rincón del espacio y bailan a escasos metros tuyos. Es imposible quedarse quieto, no te queda otra que seguir su ritmo.

La multiplicación y la tierra

La cámara centra ahora la atención mientras sigue las evoluciones de una pareja, pero multiplica su imagen varias veces en las paredes e, incluso, con una pequeña distancia de tiempo. Uno de ellos colabora introduciendo su mano frente al objetivo que se convierte en gigante en la pantalla y juega con sus dos diminutos compañeros. El efecto es brutal y muy atractivo. Para continuar, unos focos naranjas y azul verdoso los iluminan mientras al fondo simulan unas pinceladas.

El siguiente escenario parece representar el sol o el magma de la tierra con una semicircunferencia con colores rojos y amarillos y vuelve a hacer su aparición el paraguas con luz del inicio como indicando el final del espectáculo. Pero no, aún nos falta lo mejor, porque nos invitan a salir con ellos al escenario a bailar. Todos vamos para allí aunque miremos con recelo nuestros abrigos y bolsos en la distancia, pero estamos tan animados que nadie se resiste y nos unimos a esta bacanal lúdica del baile.

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La gran coordinación

Tan solo dura una hora pero es muy intensa, no hace falta entender de danza ni de bailes urbanos para disfrutarla, incluso los niños, solo necesitamos dejarnos llevar por su magnetismo. La compañía ha logrado el más difícil todavía, que en muchos momentos te sientas dentro del espectáculo y uno más de ellos. La música, la iluminación, las proyecciones, sus movimientos, todo está perfectamente coordinado para crear un festival de luz, color y coreografías delicioso, elegante y asombroso que, por mucho que lo intentemos, no se puede explicar con palabras, hay que verlo.

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