QUÉ HACER HOY EN BARCELONA
'Emotion': un espectáculo de danza y acrobacias
El Poble Espanyol ofrece este delicioso montaje navideño
Eduardo de Vicente
Periodista
Una de las grandes sorpresas del 2019 en materia de espectáculos fue Euphoria, una deliciosa combinación de diversas disciplinas de danza protagonizadas por niñas y jóvenes para mostrar con tanta delicadeza como virtuosismo el tránsito de la infancia a la madurez. Una pequeña joya que maravilló a todos quienes pudieron descubrirla. Este año, pese a las múltiples dificultades, la gente del Forum Licano Dance Company y Sàndal Producciones ha querido repetir la cita navideña en el mismo lugar, el Poble Espanyol, donde estarán hasta el 30 de diciembre presentando su nuevo montaje, Emotion.
Recomendamos llegar con tiempo de sobras, ya que las entradas no son numeradas y los protocolos, estrictos. A la entrada a la carpa nos reciben con unas pequeñas tiendas de campaña y unas casas de cartón antes de pasar por debajo de un atrapasueños y penetrar en el espacio central. Allí veremos que la mayoría de localidades son sillas situadas estratégicamente por grupos para garantizar la distancia de seguridad y unas pocas gradas. El escenario es circular y está rodeado por unas luces blancas a lo alto simulando unas guirnaldas y mientras esperamos el inicio suenan canciones navideñas.
El poético viaje de una niña
Un misterioso personaje con aspecto de faquir aparece con una caja de la que extrae un farol cuya luz es un árbol de Navidad, un vestido blanco y una bola con luz que recuerda a la luna. Es el prólogo antes de que conozcamos a Àstrid, la protagonista, con una versión instrumental de Frozen II de fondo. Está estirada en el suelo sobre unas piezas de madera, es una niña que está buscando su propio camino sin saber a ciencia cierta hacia dónde dirigirse. Cuatro extraños seres se llevarán las piezas mientras una voz le indica que escuche a su corazón que será quien la guiará.
La chica se pone la capa blanca y utiliza el farol para iniciar su viaje entre la niebla. Para empezar tropezará con una especie de guerrera que lleva una lanza. ejecuta múltiples saltos mortales y acrobacias propios de la gimnasia artística así como danzas tribales. Su siguiente encuentro será con un lobo blanco quien la instará a buscar a la Reina de las Nieves. A continuación, se cruzará con un ser con un vestido verde con lentejuelas cuya especialidad es la elasticidad retuerce con naturalidad su cuerpo como una serpiente creando unas figuras imposibles e hipnotiza con sus movimientos, en la línea de la rítmica, a la pequeña.
Del espíritu del mal a la Reina de las Nieves
El siguiente personaje es una encapuchada negra que va con un paraguas roto y destaca por su agilidad ejecutando diversas piruetas, parece tener intenciones malvadas pero la protege la Reina de las Nieves que aparece por sorpresa y la domina con su antorcha. El Mother Earth de Karliene sirve de telón de fondo para que la niña halle un pequeño estuche con luz y baile al tiempo que recuerda la canción que le cantaba su madre y su consejo que de que luche por conseguir sus sueños.
La Reina de las Nieves reaparece, se quita la capa y baila con elegancia en un estilo de ballet más clásico girando varias veces sobre sí misma. Le pasa a la pequeña la bola luminosa del inicio y parece que, con ella, le ha traspasado su magia. Es su momento de lucimiento, en el que la chica demuestra sus habilidades dejando boquiabierto al público que se pregunta cómo un cuerpecito tan pequeño es capaz de semejantes acrobacias. Parece que, finalmente, ha encontrado lo que quiere y lo que quiere ser y lo celebra con un baile conjunto con los otros personajes entre la nieve.
Más difícil todavía
La creación del espectáculo tiene su propia historia, merecedora de ser contada. Fue creado entre los meses de noviembre y diciembre en medio de la incertidumbre del momento, sin siquiera saber si podrían llegar a estrenar y en qué condiciones. El primer cambio a considerar fue la concepción de las coreografías a nivel individual, lo que delimitó bastante la dramaturgia. La directora y dramaturga, Aina Gomis destaca que, pese a todo, “teníamos muy claro cuál era el mensaje y el tema del que necesitábamos hablar: parar, escuchar e intentar aislar el ruido de fuera. En relación a Euphoria es una propuesta más intimista y reflexiva y, creemos, es una sensación compartida con el público”.
Los ensayos tampoco fueron fáciles ya que tuvieron muy claro que su prioridad era la seguridad de las chicas, así que tuvieron que hacerse con mascarilla, manteniendo las distancias entre bailarinas y equipo de dirección artística. A todo ello se le sumó el confinamiento puntual de alguna de las bailarinas ya que todas ellas van a escuelas diferentes y, algunos de estos grupos, tuvieron que confinarse en determinados momentos. Gomis reconoce que la experiencia ha sido “un reto para todo el equipo. Creemos que de todo esto hemos extraído aprendizajes positivos y confiamos en haber podido ayudar a las familias y a los espectadores en unos meses tan delicados emocionalmente, a través de esta historia, de este espectáculo”. Sí, hay menos interacción entre las bailarinas, más solos y menos números colectivos, quizás no sea tan redondo como Euphoria pero quienes hemos podido disfrutarlo debemos entender las dificultades a las que se han enfrentado y asegurar que han cumplido con creces su objetivo y nos han… emocionado.
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