DANDO PALMAS

La Belter: el bar de la rumba catalana

Este local recién inaugurado en Nou de la Rambla, junto al Paral·lel, ofrece copas, conciertos y recuerdos de un género que no estaba muerto sino de parranda

La banda Pantanito, en activo desde el 2002, durante un concierto en La Belter.

La banda Pantanito, en activo desde el 2002, durante un concierto en La Belter. / periodico

Abel Cobos

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Si preguntas cuál es la banda sonora del Raval, te dirán que el barullo de los turistas, la música comercial de sus bares y las sirenas de policía. Tristemente, no hace demasiado la respuesta unánime habría sido la rumba catalana, hoy en día casi apagada en las calles de Barcelona. Para remediarlo, Gabriel Mas, nostálgico rumbero, ha decidido sacar el polvo a las guitarras y revivir la época dorada de la música barcelonesa en La Belter (Nou de la Rambla, 102), el bar que acaba de inaugurar.

“En cuanto vi el local disponible en esta calle tan simbólica, supe que tenía que abrirlo”, explica Mas. Nou de la Rambla fue el epicentro de la rumba, de donde surgían muchas de las melodías que más famosas se hicieron. No en vano, la calle estaba llena de escuelas musicales, estudios de grabación y discográficas (de donde salió el nombre del bar, homenajeando una de las más icónicas). “Incluso el Bagdad fue un tablao; todavía conserva los mosaicos en la fachada”, indica señalando el local, justo en la acera de enfrente. Ahora, La Belter es lo único que nos conecta con ese pasado que se perdió tras la transformación de Barcelona con las olimpiadas.

Abrió hace poco más de un mes, y lleva desde entonces amenizando a ritmo de rumba los fines de semana en el Raval, con jueves con sesiones de ‘dj’, y viernes y sábados con música en vivo. Además, están planeando ampliar a vermuts musicales los domingos porque “la cultura de la bodeguilla y el vermut va muy unida a la rumba”, añade Mas.

Es viernes, así que hay música. Hoy toca Pantanito, que coge el relevo de otros artistas que han pasado por este mismo escenario, como Peret Reyes, Yumitus o Lady Gipsy. La mayoría de los asistentes viene a ver su música y, aunque no todos conocen sus letras, acaban igualmente tarareando su feliz ritmo rumbero. “La rumba es un vehículo para expresar la alegría de vivir”, dice José, que pone la voz. Por eso, celebra la creación de La Belter y su ánimo de volver a popularizar este género.

Los recién llegados se van sentando alrededor de los taburetes que se reparten por todo el alargado local, custodiados por paredes decoradas frenéticamente con fotografías de artistas anónimos de la época, “recuerdos de la viva escena rumbera”, según Mas. Todo ambientado al milímetro para despertar la nostalgia de los barceloneses, sus principales parroquianos.

Público local

Público local“La mayoría de los asistentes son locales, sí. Los turistas suelen ir a tablaos, que están más enfocados para guiris. A nosotros aún no nos han descubierto, pero esto durará poco”, dice Mas con convicción, recordando una anécdota de hace unas semanas, cuando un turista nipón se subió al escenario a cantar en japonés ‘El muerto vivo’, mítica pieza rumbera que popularizó Peret en nuestro país. “Es una canción que ha dado la vuelta al mundo, eso demuestra el impacto cultural de la rumba”, rememora.

Mientras Pantanito siguen tocando, los clientes, sentados en la barra, acompañan la música con bebidas. “Cerveza, vermuts, cócteles...”, dice el camarero ante el “¿qué tenéis?” de una clienta. “Además de lo obvio tenemos algunos combinados especiales”, explica Mas, señalando la carta. Por ejemplo, el mojito de Jägermeister, sí, ese licor que solo al olerlo ya estás notando la resaca del día siguiente. Aunque, sin duda, lo más particular de su carta es la bebida de la casa, ‘El ventilador’, de la cual no quiere ‘spoilear’ los ingredientes.

También flamenco

También flamencoPero Barcelona no es solo rumbera; el flamenco también es un elemento clave de la cultura musical de la capital. “En 1920 había más flamenco en Barcelona que en Madrid o Sevilla”, asegura Mas. Así que no, el flamenco de tintes catalanes de Rosalía no surge de la nada, hay una larga tradición de la cual ha bebido. Por eso, la música que suena en los sets de ‘djs’ y en los conciertos no se olvida de este género, que entremezcla de forma “muy natural” con la rumba. Dos caras de una misma moneda imprescindibles para lograr el objetivo de La Belter, demostrar que estos estilos no estaban muertos, estaban de parranda.

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