Terrazas a prueba de otoños

Los mejores restaurantes para aprovechar el veroño en Barcelona

¿Quieres no despertar de este sueño de una noche de verano? Exprime los últimos rayos de sol de este veranillo ante un buen plato. Estas son terrazas a prueba de otoños

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Vistas panorámicas de Tope, en la cima del hotel Hoxton.

Vistas panorámicas de Tope, en la cima del hotel Hoxton.

Òscar Broc

Òscar Broc

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Algunos lo llaman veroño. Otros veranillo. Da igual el nombre que le pongas, el calor seguirá siendo el mismo. El calendario nos dice que ya estamos en otoño, pero nadie se da por aludido. Y en este octubre que podría ser un julio cualquiera, todavía podemos mantener viva la ilusión del estío, aprovechando la vida extra que el clima le ha dado a muchas terrazas privilegiadas. ¿Quieres comer bien y no despertar de este sueño de una noche de verano? En esta lista, encontrarás los mejores espacios para exprimir los últimos rayos de sol de 2023. 

1. Vinos sin ruido

Macarrones a la fresca

Los icónicos macarrones gratinados de Monocrom.

Los icónicos macarrones gratinados de Monocrom. / Manu Mitru

En la calmosa plaza Cardona, un islote de los que ya no quedan, se encuentra la amplia terraza de Monocrom (plaza Cardona, 4). Bendecido por un placentero microclima, el oasis adquiere tintes épicos cuando empiezan a desfilar platos tan icónicos como los macarrones gratinados -los mejores que he probado en mi miserable vida-, las croquetas de rustido o el 'cap i pota', siempre rebosante de colágeno. Es uno de los mejores restaurantes de la ciudad y tiene una terraza a prueba de otoños. Hablando de otoño, ideal ese boniato con nata agria y limón, para entrar el 'mood' de cambio de estación. Y si eres una persona friolera, busca refugio en su exquisita bodega de vinos naturales: se te pasará la tontería al primer sorbo. 


2. Perú-Barceloneta

Vamos a la playa

Mirador de Coya, en el hotel W.

Mirador de Coya, en el hotel W. / .

La escudería de prestigio internacional Coya (plaza Rosa dels Vents) ha aterrizado en el hotel W y se ha desplegado en un espacio abrumador, suntuoso, poliédrico. Una de las joyas de este ambicioso proyecto es su terraza, un amplio mirador al aire libre con vistas privilegiadas y mucho salitre flotando en el ambiente. Coya es una experiencia de altos vuelos en todos los sentidos, también para el bolsillo, una combinación de estética cuidadísima y cocina peruana (y latinoamericana) de autor de muchos quilates. Los ceviches tocan la perfección. El arroz nikkei con lubina es monumental. El vicio que tienen los chicharrones de pollo es digno de estudio. Qué delicia, la ensalada de maíz. ¿Has tenido un mal día? Dos palabras para ti: Pisco Bar


3. Tacos volantes

Rooftop total

Es uno de los rooftops más apabullantes de Barcelona. En la cima del hotel Hoxton se encuentra Tope (Diagonal, 205); sigue el jolgorio y la música, y lo encontrarás. La vistas 360º de la ciudad ponen los flequillos de punta. Tienes la Torre Agbar tan cerca, que casi podrías pasarle el cubata a los oficinistas.

Me persono un jueves noche y el barcelonés DJ Coco hace vibrar las mesas con una lluvia cálida de disco-house. Se puede mascar la buena vibra. Vuelan los tacos, la especialidad de una carta de inspiración mexicana con cócteles chingones, como ese Margarita suavesito. Y si quieres variar la dieta, en la planta baja del hotel está Four Corners, conocido por sus adictivas pizzas estilo Detroit del grosor de una colchoneta. Te lo mereces.  


4. Mar y adentro

Veranillo eterno

El Fiskebar tiene vistas al Port Vell.

El Fiskebar tiene vistas al Port Vell. / .

En las sugerencias del día, hay unos espaguetis con carabinero que gritan mi nombre. Están imperiales. Estoy en Fiskebar (paseo de Ítaca, 3), observando los vaivenes del puente del Maremagnum sobre el mar barcelonés. Es un escenario de colores puros, relajante, con espacios abiertos y e impagables vistas al Port Vell. Un lugar que parece diseñado para exprimir amagos de verano como el que estamos viviendo. Pescados y mariscos llevan la voz cantante de una carta con algún chispazo nórdico. También hay espacio para arroces melosos, carnes -delicioso steak tartar- e incluso unos nigiris impecables. La sopa fría de cangrejo con aguacate braseado es un croché de marisco en tu lengua. Croquetas de bogavante: de tres en tres, por favor. ¿Otoño yo? ¡Nunca!


5. Caloret burgués

Garbanzos al sol

Café de París.

Café de París. / Instagram

En la terraza de Café de París (Mestre Nicolau, 16) se cierran negocios y se gestan sobremesas de largo recorrido. Voy un jueves a comer, y no cabe ni una aguja. Es un elegante mirador burgués que rezuma 'joie de vivre'. Y se entiende. Resulta demasiado fácil relajarse en esta casa; sabes que estás en un restaurante de solvencia contrastada y todo estará para chuparse las falanges. En su segunda vida, Café de París ha mantenido encendida la leyenda de la escudería a través de los garbanzos Luis -deberían patentarlos- o el entrecot de la casa. Y nunca falla. Por cierto, las bravas-acordeón suelen acompañarse de un sonoro WTF!: de otro planeta. 


6. Rey del norte

Veroño en el Eixample 

Bocadillo de tortilla de Norte.

Bocadillo de tortilla de Norte. / Instagram

Está en pleno Eixample Dret. En una esquina con mucho tráfico y oficinistas enajenados que corren como gallinas sin cabeza. Pero Norte (Diputació, 321) puede contra esto y mucho más. La pequeñez de su sala interior se ve compensada por el carácter seductor de su terraza, un espacio que consigue generar una sorprendente burbuja de confort y relax en una rúe que no da tregua. Y eso tiene mucho mérito. Seguramente, sus tortillas de patata, bocadillos de calamares y desayunos señoriales tienen parte de la culpa. Por no hablar de su carta de comidas, un recorrido por el norte de España con bocados que se quedan en el recuerdo, como las verduras a la gallega o el soldadito de sardina ahumada.  


7. Zona muy alta

Terraza con platillos

La terraza del Bar Lorenzo.

La terraza del Bar Lorenzo. / Instagram

Si vives por debajo de la Diagonal tendrás que bregar para alcanzar la meta, como si estuvieras en un puerto de montaña, pero, oh sí, vale la pena calzarse el maillot amarillo en la terraza del Bar Lorenzo (paseo Bonanova, 105). Porque está en la zona alta, pero que muy alta de Barcelona: tranquilidad, sensación de irrealidad, horas que pasan volando… Y porque las tapas y platillos de este pequeño gran restaurante dan para mucho. Empezarás con la rusa y, con la excusa de que calienta el sol, te amorrarás al Bloody Mary de la casa. Seguirás con una tortilla vaga con gambas. Y continuarás con el steak tartar. Y después de relamer el plato, a lo mejor no le haces ascos al magnífico rabo de vaca. Y ya son las siete de la tarde: pa’ habernos matao. 


8. Veroño en Napoli

Pizzas bajo el cielo

La cocina italiana y el buen tiempo combinan mejor que la mozzarella y el tomate. En la coqueta terraza de Punta, en Enric Granados-Diagonal (Enric Granados, 147), podrás comprobarlo Hoy toca sacarle todo el jugo al veranillo apelando al método napolitano.

En este italiano facturan pizzas de calidad, con una masa trabajada, fina, de bordes alveolados y cocción óptima. Pruebo la pizza Punta, con setas, burrata y trufa negra, y me vibran las orejas. La pasta es también excelente, y en los entrantes destacan la croqueta de pasta carbonara y la mozzarella ahumada envuelta en pasta kataifi crujiente. Haz mucho sitio en tus entrañas para el cheesecake de pistacho: parece el iceberg que hundió el 'Titanic'. 

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