Histórico local de Gràcia

El Heliogàbal, amenazado de nuevo: "¿Quién se ocupará de hacer esto si cerramos?"

El Heliogàbal expande su particular Galia: el histórico local estrena escenario

Julieta, inaugurando el nuevo escenario del Heliogàbal

Julieta, inaugurando el nuevo escenario del Heliogàbal / Laura Guerrero

Ignasi Fortuny

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El Heliogàbal o la pesadilla de nunca acabar. Sobre el pequeño e histórico local barcelonés de conciertos, Galia de evidente valor cultural -ahí está el Premi Ciutat de Barcelona recibido en 2012-, vuelve a situarse una conocida y amenazante guillotina a la que hasta ahora siempre ha esquivado, aunque por el camino siempre haya dejado algún rasguño. Tal y como ha avanzado este jueves 'eldiario.es', el Heliogàbal está de nuevo amenazado justo cuando se va a cumplir un año de su nueva etapa, un ciclo que prometía algo más de paz y estabilidad -a partir de unas obras hermosas (y costosas) y un bendito nuevo y más amplio escenario- que en unos bonitos pero también agitados casi 30 años de vida.

Acogido ahora a la normativa de los Espais de Cultura Viva, el local puede recibir hasta medianoche 150 personas, aforo que se reduce sensiblemente a partir de esa hora: tan solo 33. Como informaba el citado medio, nuevas inspecciones en los últimos meses que certificaron noches con más clientes de los permitidos han llevado al distrito de Gràcia a plantear al Heliogàbal un ultimátum: o se cumplen esos aforos o deberá cesar su actividad. La notificación municipal indica este próximo sábado 13 de abril como fecha en rojo. Un incumplimiento a partir de ese día supondría el cierre de un local que ha sido un vivero cultural impagable durante tres décadas.

La sala de la calle Ramón y Cajal está ya en su cuarta semana cumpliendo a rajatabla con lo legalísimo. Con unos números que no salen, con sueldos reducidos y con un futuro incierto por delante. Porque si siguen así, sin una solución, Albert Pijuan, propietario y alma de todo esto, reconoce a este diario que deberá bajar la persiana. "¿De qué viven los Espais de Cultura Viva?", se pregunta.

Actividad cultural innegociable

El Heliogàbal no es viable sin lo que genera la barra, las consumiciones, pues los conciertos son totalmente deficitarios para ellos. "Para no depender de la barra tendríamos que pedir 500 euros para alquilar la sala y poner las entradas a 30 euros, y no es lo que queremos, no es nuestro modelo", sentencia. Ahí radica todo, en el modelo (también de ciudad), en el trabajo de base que ahora, en 2024, ha conectado con esa nueva ola de jóvenes músicos catalanes que pueden estar un día actuando ahí y otro tomando una cerveza. Como mucho antes conectó con Pau Riba o Enric Cassases y hace no tanto con Manel o Mishima. Resume el trabajo del Heliogàbal este comentario de su propietario: "Como más actividad cultural generamos, más dinero perdemos".

La semana que viene Pijuan se reunirá con altos representantes del ayuntamiento para tratar de buscar una solución. El consistorio, a petición de este diario, ha rechazado comentar nada relacionado con el Heliogàbal hasta que pase ese encuentro. "Parece como la batalla final después de muchos años", comenta con risa nerviosa Pijuan. El propietario del Heliogàbal, que apunta que poco a poco Barcelona va perdiendo locales como el suyo, resume sus peticiones en dos. "Trabajar con el mismo aforo que cualquier otro bar, que permite tener una persona por m2 [75 de aforo]. Es el mínimo para sobrevivir". Y también un aumento del apoyo institucional y de las ayudas vía Institut de cultura de Barcelona (ICUB) y distrito, que ahora se sitúan en un 5% de sus ingresos. El servicio de bar supone el 35%. Este año el Heliogàbal preveía acoger unas 190 actuaciones de bandas de todo tipo, con una programación hecha con mimo, generando unos 150.000 euros de cachés para los artistas. "¿Quién se ocupará de esto si cerramos?".