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La Llama Fest vuelve a reunir en Barcelona a los humoristas "que han perdido la esperanza de ganar pasta"

La segunda edición del festival de comedia alternativa ofrece más de 50 espectáculos y actividades entre el jueves y el domingo

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Raquel Hervás, en la primera edición de La Llama Fest; este año repite

Raquel Hervás, en la primera edición de La Llama Fest; este año repite / La Llama Fest

Rafael Tapounet

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Afirma Kike García de la Riva que, por mucho que se hable de la “burbuja” de la comedia ‘stand-up’, “una persona hablando con un micro es un formato que nunca pasará de moda”. Kike García es cofundador del diario satírico ‘El Mundo Today' y miembro del equipo organizador de La Llama Fest, un festival “de pulserita” cuya segunda edición reunirá entre el jueves y el domingo a lo más destacado y lo más prometedor de la comedia alternativa barcelonesa (y de más allá) en los espacios de la Lleialtat Santsenca y las Cotxeres de Sants. Un largo fin de semana de carcajadas, ultrajes y momentos embarazosos surgido de la encomiable iniciativa de La Llama Store, el Primark de la risa, la librería-galería especializada en humor que Abi Enrech capitanea en el barrio de Sant Antoni.

Entre espectáculos de ‘stand-up’, pódcasts en directo, charlas, presentaciones, talleres, conciertos, exposiciones y proyecciones (el preestreno de la inenarrable película de 'furries' y porrazos ‘Cientos de castores’), esta segunda entrega de La Llama Fest ha juntado más de medio centenar de actividades, bastantes de ellas gratuitas, en una programación que apuesta decididamente por “una comedia independiente y arriesgada, más preocupada por hablar de temas relevantes o por ofrecer propuestas de cierto valor literario que por hacer reír sin más”. Esto último lo dice Kike García, que admite que en Catalunya, a falta de una industria del humor más o menos estable capaz de generar una escena ‘mainstream’, hablar de comedia alternativa “es un poco redundante, porque casi toda la comedia que se hace aquí es alternativa”. Y añade: “La distinción es complicada, pero la idea es que la gente que solo consume la comedia que ve en la tele y se ríe con Leo Harlem difícilmente pillará las propuestas de Irene Minovas, de Ana López o de Vanesa Valero, por decirlo así”.

Destacar unos cuantos nombres de entre los casi 80 participantes en el festival es ser injusto con el resto, pero a veces no queda más remedio que ser injusto: Carlo Padial (que grabará ante el público una conversación con Magí Garcia para su pódcast ‘Media Offline’), Denny Horror, Raquel Hervás, Álvaro Carmona, Flavita Banana (que expone sus ‘Viñetas rechazadas’ en La Lleialtat Santsenca), Xavi Daura, Yunez Chaib, La Prados, Ignatius (que protagonizará “un recital de poesía de media tarde” teloneado por Dídac Alcaraz), Judit Martín, Iggy Rubín, Andrés Fajngold e Ignasi Taltavull son algunos de los humoristas “con cartel” cuyo tirón, tal como explica Kike García, permite programar a cómicos menos conocidos como Norbert Palazón, Jennifer Vande o Pau Roigé.

El 'boom' del 'stand up'

Todos ellos forman parte, de una u otra manera, del ‘boom’ que ha vivido la comedia -y, en particular, la comedia ‘stand up’- en los últimos cinco años. Un ‘boom’ que, según García, es “mundial” y obedece a varios motivos. “Por un lado, Netflix ha convertido el ‘stand up’ en algo muy accesible, poniendo al alcance de los aficionados ‘shows’ que antes era imposible consumir. Por otro, el ‘stand up’ es una disciplina artística muy personal, de gente hablando de tú a tú, y eso es algo que conecta mucho con la generación ‘millennial’, que es una generación muy preocupada por la autobiografía, por la autoficción. Y en Catalunya, además, esos ‘millennials’ han apostado por el ‘stand up’ porque han perdido ya la esperanza de ganar pasta; es una generación dispuesta a dedicar esfuerzos a una cosa que no dará dinero nunca”.

La viabilidad económica de La Llama Fest es un asunto complicado. Kike García reconoce que ahora mismo el festival se financia con parte del ahorro que ha generado La Llama Store y “da un beneficio cero”, pero confía en que en el futuro se pueda sostener por sí mismo. “No nos vamos a hacer ricos con esto, pero espero que en próximas ediciones no sigamos perdiendo dinero, porque si no, no tendría sentido”. Su principal ambición, en cualquier caso, es el crecimiento artístico. “Entre el pequeño festival que tenemos ahora y el Fringe de Edimburgo hay todo un campo para correr. Y, quién sabe, quizá dentro de 50 años habremos llegado a lo que son ellos. Ese es el objetivo”. Risas.