Nuevo disco

Christina Rosenvinge: “Durante mucho tiempo parecía que el deseo solo lo sentían los hombres hacia las mujeres”

La cantante publica ‘Los versos sáficos’, un álbum en el que adapta y viste musicalmente diversos textos de Safo, la poeta griega de la Antigüedad, adelantada en su visión desinhibida del amor y la pasión sexual desde un encuadre femenino.

La cantante y compositora Christina Rosenvinge.

La cantante y compositora Christina Rosenvinge. / EPC

Jordi Bianciotto

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Hace más de 2.500 años, que se dice pronto, Safo escribía poemas que bien pueden sonar rematadamente modernos con los ojos de hoy. Textos que hablaban “de amor y de pasión sexual sin mencionar la procreación, ni el matrimonio, ni la relación duradera”, y que vienen a ser “cantos al deseo, a la belleza y a todo lo que es efímero”, explica Christina Rosenvinge, atraída e inspirada por la obra que dejó la poeta griega, a la que se acerca en su nuevo álbum, ‘Los versos sáficos’. 

Un trabajo que llega después de la obra de teatro ‘Safo’, propuesta surgida del Festival de Teatro Clásico de Mérida, estrenada en el verano de 2022, y donde ella compuso las canciones, además de interpretar y asumir la coautoría de la dramaturgia. Un encargo, sí, pero no hay buscar connotaciones peyorativas a la palabra. “‘El padrino’ fue un encargo, ¡y la Capilla Sixtina!”, hace notar la cantante y compositora. “El arte está lleno de encargos maravillosos, y este proyecto se ha convertido para mí en algo personal”. 

El amor lésbico

El propósito fue “devolver la música a los versos de Safo, ya que sabemos que sus poemas fueron piezas cantadas en la Antigüedad”. Rosenvinge admite que, hasta que se metió en esto, sabía lo justo de la poeta griega (prefiere llamarla así, y no poetisa, que “suena un poco a disminución”), es decir, “que era la única mujer poeta de los clásicos, que había sentado un canon, que cantaba al amor lésbico…” Pero ahora es consciente de “la magnitud de su figura”, cuya estela “ha formado toda una genealogía de escritoras que llega hasta nuestros días”.

Poco se sabe de los registros musicales practicados por Safo, pero sí que “en todas las representaciones aparece con una lira en las manos” y que “se le atribuye la creación del plectro, la púa para tocar la guitarra”. Indicio este último de que “tenía audiencias considerables y quería que la escucharan en la última fila”, por lo cual podemos ver en ella a una auténtica “estrella pop” de su tiempo. Y dado que sus composiciones son un misterio (la notación musical griega llegó más tarde), Rosenvinge se ha sentido libre para vestir las adaptaciones de sus textos a su manera, con acentos sonoros cambiantes. “Hay tres palos en este disco”, precisa. “La canción tradicional, la más experimental y rock, y la electrónica”. 

Con Maria Arnal

Ahí cabe, por ejemplo, la celebrativa y mediterránea ‘Canción de boda’, que comparte con Maria Arnal, cantante que le abrió las puertas de su piso barcelonés, en el Raval, durante quince días a su paso por el Grec. “Anímicamente, ella tenía que estar en el disco, y esta canción le va mejor que a mí”. En otros extremos tenemos “la ‘freakada’ a lo Diamanda Galas de ‘Fragmentos’”, a guitarrazo limpio, o las tramas de sintetizador que subrayan el ‘Himno a Afrodita’, la única canción que contiene una “adaptación poética canónica”.

Hay que hablar de ‘Poema de la pasión’, pop con un poco de neblina distorsionada, cuyo texto “enumera los síntomas del deseo sexual y habla de morir de amor”. Un impulso, el deseo femenino, en el que Safo parece hablar un idioma parecido a creadoras tan actuales como Caroline Polachek. “Durante mucho tiempo parecía que el deseo solo lo sentían los hombres hacia las mujeres, y que ellas tenían que defenderse. Este poema esa idea”. 

Morir a tiempo

Y qué decir de ‘Hoy duermo sola’, tema que evoca la crueldad del mito de Titono: la diosa Eos, enamorada de él, pidió a Zeus que le concediera a su amado la vida eterna, y así fue, solo que, al no haberle pedido la juventud eterna, lo condenó a envejecer infinitamente. “La mala hostia de los dioses”, bromea Rosenvinge en la letra, en la que Safo concluye que es “mejor envejecer y morir a tiempo que pretender alargar la vida para siempre”. Materia que resulta igualmente actual. “Conecta con eso de que podremos vivir 150 años, pero no tú y yo, sino los que tengan dinero para pagarlo. Así que la gente más rica, que no suele ser la que tiene una vida más sostenible, va a vivir el doble de lo que le toca”. Pero vivir 150 años no es la meta de la autora de ‘La distancia adecuada’. “¡En absoluto!”, ríe. 

El álbum ‘Los versos sáficos’ ha visto a la luz, por ahora, solo en versión digital, si bien en paralelo se ha publicado un libro con las letras, diversos textos y fotos. Se espera que el disco físico, en vinilo (en CD está por decidir) se retrase hasta marzo a causa de los retrasos que siguen acumulando las fábricas. Por esas fechas ya estará la gira en marcha, estrenada el 10 de enero en el madrileño Inverfest con un formato de trío (Amaia Miranda, Irene Novoa y Xerach Peñate), y cuya fecha en Barcelona está todavía por precisar.

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