La caja de Resonancia

El efecto ‘FOMO’, el sibilino aliado de la música en vivo

Ahora, lo que te hace sentir bien no es vivir una situación única, solo para ti, sino la misma que un enorme montón de gente. De esa pulsión saca partido el pacto de Ticketmaster con TikTok para vender entradas a través de esa red social.

Beyoncé durante su último concierto en Barcelona

Beyoncé durante su último concierto en Barcelona / EFE

Jordi Bianciotto

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Aunque en un lugar como Barcelona podamos sufrir por el destino de pequeños escenarios como el Milano o Sidecar, lo cierto es que, a gran escala, la música en directo vive un momento despampanante: 8.406 millones de euros de recaudación, en 2023, por las 100 giras más importantes realizadas en todo el mundo, frente a los 5.087 del último ejercicio prepandémico, en 2019, informa la publicación especializada ‘Pollstar’. Un crecimiento vertiginoso y sin precedentes. 

Y pese a todo, el ‘live’ ofrece cifras de apoyo social pequeñas en comparación con las de la música grabada. La número uno actual, Taylor Swift, ha vendido este año cuatro millones de entradas, pero en Spotify tiene 109 millones de oyentes mensuales. Por eso, días atrás, Michael Rapino, CEO de Live Nation, hablaba, en un encuentro con los accionistas, de ”escasez” al respecto de la música en vivo, porque el artista es una figura humana que (por ahora) no se puede multiplicar, y que da para lo que da: 53 conciertos al año, en el caso de Swift. Y hasta el año que viene. 

Rapino salivaba ante el efecto ‘FOMO’ (ese miedo a perderte algo, ‘fear of missing out’), potenciable en las redes sociales para hacer todavía más deseable la experiencia ‘escasa’ del concierto. Ahí hay que situar el acuerdo de Ticketmaster con TikTok para poder vender ahí entradas, a través de los perfiles de los artistas. TikTok actúa como amplificador espontáneo del impacto de los ‘shows’, haciéndote desear desesperadamente haber estado ahí, y al acto te ofrece el atajo para comprar los ‘tickets’. Una jugada admirable.

Que, por supuesto, apunta a los nombres más rutilantes: tres únicos cantantes, Swift, Beyoncé y Bruce Springsteen, acaparan más de una quinta parte (un 21,8%) de los ingresos obtenidos por esas 100 giras más lucrativas. Lo del Boss es consignable, ya que es el único artista del siglo XX que se cuela en un Top 10 en el que campan Coldplay, Harry Styles, Ed Sheeran, The Weeknd, Drake… 

Pero, ¿cuál es el horizonte? ¿Qué puede haber más grande que llenar diez noches el estadio del River Plate, como hizo Coldplay? ¿Llenarlo veinte noches? Sí, giras que cada vez afinen más, con muchos ‘shows’ en una única plaza, y que sea el público el que se mueva. Ahora lo que te hace sentir bien no es vivir una situación única, solo para ti, sino la misma que un enorme montón de gente en todo el mundo. Que tomen nota los clubs: les corresponde invocar el opuesto al ‘FOMO’, el ‘JOMO’ (‘joy of missing out’), el alivio por ahorrarte la experiencia masiva. Ya tardan.

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