PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES

(Tú lo que quieres es) que me coma el tigre, por Javier García Rodríguez

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Rosa Navarro, con el Premio Tigre Juan, en Oviedo.

Rosa Navarro, con el Premio Tigre Juan, en Oviedo. / Diego Fernández

Javier García Rodríguez

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A mí, de este libro me gusta todo. Del título para adentro y del título para afuera. El libro se titula 'Niña con monstruo dentro'. Lo ha escrito Rosa Navarro y lo publica la editorial Bala Perdida. Me gusta todo, digo, porque el título es llamativo y sospechoso. Porque la cubierta contiene una ilustración entre la realidad y el deseo. Me gusta porque lo edita una editorial independiente. Y me gusta mucho cuidar a las pequeñas editoriales para que el ecosistema libresco se mantenga con diversidad. Me gusta porque lo ha escrito una autora que publica por primera vez a los 40 años, de modo que el libro no paga su tributo a la juvenalia exacerbada y con tontuna ni a la senectud canonizada y estéril. Me gusta porque es un libro de relatos, y si alguien escribe buenos relatos, a mí me convence. Un poco harto ya de la dictadura de la novela, ese género tirano que hace política de tierra quemada y que ha colonizado todos los planetas.

Qué difícil es escribir relatos. Qué género tan difuso y confuso. Tan amplio y tan poco previsible. Tan exacto y con tanta libertad. Rosa Navarro, en 'Niña con monstruo dentro', viene de la tradición cuentística española e hispanoamericana, llena de descubrimientos en torno a la realidad, la ficción y la experiencia humana. Y suma a esta tradición, el conocimiento de los recursos estilísticos más precisos. Y, además, se acomoda en la línea que ella misma denomina, siguiendo a José Luis Cuerda, de “Surruralismo”, una especie de realidad descoyuntada, grave y superficial al mismo tiempo, dramática y cachonda, realista y surrealista, quijotesca y sanchopancista.

Rosa Navarro es manchega, de uno de esos pueblos que reivindican el quijotismo y el cervantismo y, si me apuran el sanchismo de ese de hacer buenas migas. Y por eso sus relatos son tan humanos. Tan humanos que nada falta en ellos para que el mundo, esta especie de poblachón donde amanece, que no es poco, sea un microcosmos desmesurado y rocambolesco. La voz de Rosa Navarro a veces es cruel con sus personajes, pero hay tantos matices, tanta ternura, que los vivifica hasta la extenuación (la del lector, se entiende). Qué alegría leer los relatos de 'Niña con monstruo dentro'. Qué bien escribe Rosa Navarro. Qué bien escribe precisamente porque no le importa enfrentarse a lo viejo. Lo clásico, los clásicos, nos invitan a crear y a revolvernos contra ellos. Si no, no son clásicos. Escribir contra todos los muertos. Qué bien que le hayan dado el premio Tigre Juan. La imaginación de esta niña con monstruo dentro es un territorio inacabable. Como la lectura.