'El món d'avui'

Antoni Segura: “Nadie pensó nunca que la guerra de Vietnam podía dar pie a un atentado en Barcelona”

Las monjas, como nunca te las habían contado

La historia interminable' transforma el Apolo en un mundo de fantasía

TV3 estrena ‘Això no és Suècia’, el retrato de una nueva (y esforzada) generación de padres

El historiador Antoni Segura, fotografiado en el Cidob, el Barcelona Centre for International Affairs, que preside.

El historiador Antoni Segura, fotografiado en el Cidob, el Barcelona Centre for International Affairs, que preside. / Elisenda Pons

Albert Garrido

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Acaba de llegar a las librerías una obra de dimensiones poco frecuentes: se trata de 'El món d’avui', una mezcla de crónica y ensayo histórico de más de 1.200 páginas en el que ha trabajado durante siete años Antoni Segura, catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona y presidente del Cidob. Es asimismo infrecuente que una obra de tal magnitud se edite en catalán, que aborde en un todo la historia de nuestro tiempo desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la invasión rusa de Ucrania y que en ella convivan una articulación apabullante de datos y referencias y, al mismo tiempo, una digresión humanista, especialmente en las páginas finales.

“Asusta un poco a la gente”, dice Segura al referirse a esas 1.200 páginas. Incluso a él le asustaron cuando supo que sus 800 páginas en el ordenador habían crecido el 50% al volcarlas en la maqueta de los editores. “Cosas de los formatos”, añade. Lo cierto es que la articulación de cada capítulo en un número variable de epígrafes y subepígrafes permite leerlo por el orden que se quiera; cada apartado es fácilmente comprensible por sí mismo.

El libro es a un tiempo la revisión in extenso de uno anterior, 'El mundo actual', que en 1995 firmaron el propio Segura y los profesores Rafael Aracil y Joan Oliver, y lo sucedido desde entonces, una vez liquidada la guerra fría, con puntos de inflexión especialmente subrayados: la repercusión del 11-S, la emergencia de China, la decadencia o retroceso del orden liberal y, en medio de todo ello, la victoria política de Al Qaeda al procurar argumentos a quienes prometen más seguridad a cambio de menos libertad. Lo que algunos llaman el asentamiento de la utopía reaccionaria.

Para Segura, el suyo es “un libro generacional, de los nacidos poco después del final de la Segunda Guerra Mundial; es nuestra historia vivida”. Una circunstancia que no está exenta de dificultades, como recordó en su momento Michael Howard, uno de los editores de la Historia Oxford del siglo XX: “Estudiar el siglo XX es especialmente difícil porque hay que manejar materiales e ideas que forman parte de nosotros mismos. En cierto sentido, es un escrutinio de una parte sustancial de nuestra vida”. O como escribió Tony Judt en su monumental 'Postguerra': “Soy contemporáneo de los hechos descritos en este libro, por lo que recuerdo haber conocido, observado e incluso participado en gran parte de esta historia, según se ha ido desarrollando”.

La confesión que incluye Segura en las primeras páginas de 'El món d’avui' abunda en esa condición de historia de lo vivido: “No creo en la realidad objetiva, una abstracción inasequible que tanta fortuna hizo en las décadas de los setenta y los ochenta del siglo pasado”. Y si no cree en ello, tiene aún más sentido su opinión de que “los historiadores están influidos por sus circunstancias”, en mayor medida cuando abordan la historia inmediata por más que se atengan a las técnicas genéricas de indagación para cualquier periodo.

Por lo demás, hay un vínculo entre el objetivo global de 'Postguerra' y el del trabajo de Segura. En ambos casos, se concreta su creencia en el enunciado clásico del sociólogo Ralf Dahrendorf: “Pocas cosas se entienden fuera del contexto de la Tierra entera”. La estructura de 'El món d’avui' responde a esa idea, a ese cruce de caminos donde todo tiene que ver con todo, incluso en un momento donde la imprevisibilidad domina el escenario y proliferan las incertidumbres. Es cierto, como subrayó Segura en la presentación de su libro, que 45 de los 50 conflictos armados más importantes del periodo estudiado se registraron durante la guerra fría, pero ninguno de ellos se descontroló, todos estuvieron regulados porque Estados Unidos y la Unión Soviética los acotaron.

“Nadie pensó nunca que la guerra de Vietnam podía dar pie a un atentado en Barcelona; eso no solo es posible hoy, sino que se ha producido”, recuerda Segura. El ejemplo cuadra con el vaticinio que en su día hizo el alemán Michael Stürmer: “Estamos al principio de una nueva era que se caracteriza por una gran inseguridad, por una crisis permanente y por la ausencia de cualquier tipo de statu quo”. Luego llegó Eric Hobsbawm en 2000 con su convicción en la progresiva “utilización de fuerzas armadas privadas en las guerras venideras”, y fue tachado de alarmista, pero ahí está la invasión de Ucrania para darle la razón post mortem.

Todas estas ideas están de una forma u otra en 'El món d’avui' para desembocar en el esbozo de tres posibles escenarios de futuro. El primero se refiere a la aniquilación, si no de toda la vida en la Tierra, sí de los humanos y de multitud de especies. El segundo es la esperanza de que los avances de la ciencia logren alargar la vida en buenas condiciones de salud y de manera ilimitada. El tercero, que Segura destaca como el más “inteligente y efectivo”, es un cambio en la organización de la producción y de las necesidades basado en una economía, un modelo energético y un sistema social sostenibles. El salto a un futuro posible de índole humanista desde la azarosa historia del presente.

Suscríbete para seguir leyendo