Entrevista

Daniel Giralt-Miracle: "A Pujol Dalí nunca le gustó, pero sabía que era un catalán universal y que eso tenía mucho valor"

Daniel Giralt-Miracle, el gran gestor del arte en Catalunya.

Daniel Giralt-Miracle, el gran gestor del arte en Catalunya. / Joan Cortadellas

Leticia Blanco

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Daniel Giralt-Miracle (Barcelona, 1944) lo ha sido casi todo en el mundo del arte catalán. Profesor, crítico y gestor, su carrera despegó en la Transición, cuando fue nombrado primer jefe de “Serveis d’Arts Plàstiques” del Departament de Cultura de la Generalitat en 1980, con 39 años. Vivió de cerca hitos como la llegada a España del ‘Guernica’, puso en marcha el revolucionario Año Gaudí y fue el primer director del Macba, que pilotó entre 1988 y 1994 hasta su dimisión.

El parón de la pandemia y un ictus del que se ha recuperado le han llevado a escribir ‘Guspires de memòria’ (Edicions 62), un volumen donde repasa una trayectoria de seis décadas trufada de recuerdos personales y anécdotas suculentas que él define como “chispas fulgurantes”. De cómo intercedió para que Tàpies le firmarse al rey emérito un brazo escayolado en una recepción en Zarzuela (Tàpies aprovechó para pedir que su hijo, que estaba haciendo la mili en Canarias, volviera a Barcelona) a la tarde del golpe de estado del 23-F, que pilló a Giralt-Miracle visitando una exposición en compañía de Marta Ferrusola.

Gaudí es hoy uno de los principales reclamos turísticos, pero cuando le encargaron idear el Año Gaudí en 2002, a los edificios privados no se podía entrar y los barceloneses lo ignoraban o se mostraban indiferentes. ¿Cómo lo hizo?

Yo solo contribuí a encender el fuego. A los propietarios de las casas fuimos explicándoles que podían abrir los jardines y los patios y cobrar una entrada para restaurar el edificio, una idea pragmática y con un ingreso de por medio que les gustó. Al mismo tiempo, Maragall había puesto en marcha las subvenciones de la campaña ‘Barcelona posa’t guapa’ para limpiar las fachadas. La Barcelona gris de los 50 tenía a Gaudí como un loco, completamente olvidado. El mérito es de la ciudad. Se abrió por primera vez La Pedrera y vinieron todos los niños de Catalunya. 

Logró implicar a todas las administraciones. 

De eso estoy orgulloso. Pujol me puso como condición que Gaudí debía presentarse como un catalán creyente, católico. El obispo pidió que no se diera una lectura social ni política a la Sagrada Família. Y el Ministro de Exteriores, un catalán en Madrid como Josep Piqué, puso a todos los consulados y embajadas a nuestro servicio con la condición de que también hablásemos de Gaudí en Comillas y Astorga. 

Faltan directrices en los museos catalanes, el encargo que le han hecho a Borja-Villel es un trabajo que se ha de hacer

Confiesa que le intentaron reclutar desde el PSC y Convergència, ¿le fue bien declararse apolítico para conseguir lo que quería?

Yo soy antipartidista, pero nunca he dejado de votar. Cuando llegué a la gestión pública no sabía nada, tuve que estudiar la ley de Contratos del Sector Público. Yo pensaba que la Generalitat tenía todo el poder y fui viendo que todo era muy pequeñito, que las consellerias eran muy pequeñitas y que el poder del conseller también lo era. De ahí la reclamación que se hace ahora. No somos un país con capacidad para gestionarlo nosotros mismos, todavía dependemos mucho de una estructura estatal superior.

¿Cree que Barcelona está estancada?

El problema de las grandes ciudades es global. Lo mismo se dice de Berlín, Nueva York, París o Bruselas, todas tienen sus crisis: de vivienda, de población homeless, de urbanismo… Sí creo mucho en la idea de unificar los museos en Montjuïc y enseñar todo el potencial del arte catalán no en 30 sitios distintos, sino en uno. Es una buena idea, no sé si se logrará. En Barcelona la situación adversa se ha vivido a raíz de que las grandes empresas salieran de Catalunya. Es un castigo. Los líderes que han de tirar del carro no están en Catalunya.

¿Qué le parece el reciente fichaje de Manuel Borja-Villel como asesor de los museos catalanes?

Soy amigo personal de Borja y admirador de su carrera, tanto en el Macba como en el Reina Sofía en Madrid. Desconozco los detalles del proyecto, creo que tiene mucha ambición. Faltan directrices en los museos catalanes, el encargo que le han hecho es un trabajo que se ha de hacer. Llenar Montjuïc con todo el poderío del arte catalán, como la Isla de los Museos de Berlín, es mi utopía final. Tengo 80 años, no sé si llegaré a verla cumplida. 

Todos los directores del Macba han ido cayendo, salen escaldados por tensiones con el patronato

En el libro explica cómo Jordi Pujol visitaba con frecuencia a Dalí para negociar el patrimonio de su herencia, pese a que era visto como un franquista. 

A Pujol Dalí nunca le gustó, pero sabía que era famoso, que era un catalán universal y que eso tenía mucho valor. Pero Dalí estaba atado de pies y manos al estado, que era el único con el poder para legalmente perdonarle los impuestos que había defraudado. Finalmente se consiguió que todo lo que estaba entre Nueva York y Ginebra se repartiera entre Madrid y Figueres, ‘esto para tí, esto para mí’, de forma bastante equitativa. 

De la figura del director del Macba dice que nunca ha tenido “voz ni voto” y que “siempre ha sido un pobre combatiente intentando sobrevivir” entre los intereses de la Fundació Macba y la Generalitat. Usted dimitió, harto de las “flechas” contra su figura y de presentar proyectos y que se los tumbaran, ¿tan difícil es dirigir el museo?

La Fundación del Macba pone dinero para comprar cuadros y aunque los exponen en el museo, que es público, son suyos. Manda mucho. Todos los directores del Macba han ido cayendo, salen escaldados, siempre se les acaba poniendo en cuestión por tensiones y fricciones con el patronato. Es una disfunción original, de cómo fue planteado el Macba cuando nació. 

En el libro apenas menciona a figuras femeninas, ¿dónde estaban las mujeres?

Yo he trabajado siempre con mujeres. Mi equipo en La Virreina eran todo mujeres y en La Pedrera sólo había un hombre en mi equipo, Pepe Serra. Y tengo muy buenas amigas artistas.