ARTES PLÁSTICAS

Paula Bonet abre una galería para dar visibilidad a su taller de y para mujeres: "Es un lugar para avanzar y sanar"

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Paula Bonet sobre la nueva galería que abre en Barcelona: "Es un lugar para avanzar y sanar"

Paula Bonet sobre la nueva galería que abre en Barcelona: "Es un lugar para avanzar y sanar" / ELENA HEVIA / FERRAN NADEU / BÁRBARA FAVANT

Elena Hevia

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Hace seis años que la artista plástica y escritora Paula Bonet creó el taller La madriguera, en el Eixample barcelonés. Una madriguera es escondrijo pero también un lugar seguro y recoleto, perfecto para la introspección. La madriguera de Bonet es un taller de pintura y grabado en el que la artista ha abrazado todas las técnicas -aunque no la litografía que exige un espacio más específico-, donde ha acogido a artistas de toda condición –con mayor o menos experiencia-, edad –allí las jóvenes se codean con las sesentonas- y países – Uruguay, Colombia, Perú, Chile y, por supuesto, España- y tratándose de Bonet, tan preocupada en el asunto, la propuesta ha acabado siendo de y para mujeres, aunque originalmente no se concibiera así.

El paso a continuación ha sido la creación justo al lado del taller de una galería, que se ha inaugurado este jueves, donde se expone una muestra de los trabajos de 24 artistas, con una pieza cada una. Taller y galería forman un combo imbatible, que alimentará en el futuro exposiciones individuales. Bonet mira atrás y contempla la realidad de un proyecto quedó en espera por su necesidad de apartarse de la primera línea al haber sido víctima de un acosador, que en la última sentencia, recurrida, fue absuelto aunque se reconoció su trastorno erótico maníaco.

“Los oficios artísticos implican soledad, pero el grabado suele vincularse con lo colectivo porque mantener una prensa tiene un coste muy elevado y se necesita un espacio grande y bien ventilado, así que estos talleres se suelen compartir. Un amigo y gran artista chileno Lancelot Belaunde suele decir que las prensas son como el fuego del hogar, todo el mundo quiere acercarse para apreciar su calor”, explica la artista que tuvo la idea del taller cuando estaba embarazada y quiso separar el ámbito doméstico del creativo.

Paula Bonet sobre las artistas de su nueva galería: "En La Madriguera es como si el océano Atlántico se haya achicado"

Paula Bonet sobre las artistas de su nueva galería: "En La Madriguera es como si el océano Atlántico se haya achicado" / ELENA HEVIA / FERRAN NADEU / BÁRBARA FAVANT

Y al igual que el Barça, La madriguera es más que un taller. Es un espacio marcado por la doble personalidad de su creadora que como escritora es al mismo tiempo una artista visual y viceversa. “Hay autores que tienen esa capacidad, la tenía Rafael Chirbes cuando hablaba de pintura y también la tiene Nell Leyson”, apunta. Precisamente, esa escritora junto a Marta Sanz o Brenda Navarro impartirá una sesión vinculando literatura y artes gráficas, algo que está en el ADN de la propuesta y es que las talleristas, que plantean sus dinámicas individuales y salen y entran del taller según sus necesidades, se valen de la poesía, la novela y el ensayo para establecer un fructífero diálogo. Es el caso de la colombiana Laura Medina que escribió un texto “durísimo y violento” que dejó a sus compañeras sin respiración y propició un grabado que muestra muy abierto un sexo femenino con una cabeza de un pájaro –un ‘origen del mundo’ desde una perspectiva más agresiva y feminista- y de la que Bonet ha decidido poner una copia ampliada en el plafón del fondo de la galería como declaración de intenciones.

Roser Bru, inspiradora

La expo se llama ‘Las niñas cambian’ en honor a la que es una de las grandes referencias de Bonet, la artista barcelonesa Roser Bru, exiliada tras la Guerra Civil a Chile y una de las artistas más reconocidas del país andino, fallecida hace dos años a los 98 años. Bru formó en su Taller 99 de Santiago de Chile a varias generaciones de grabadores. “La figura de Roser ha estado muy presente en nuestro trabajo, hemos desgastado su catálogo, a base de tinta y ácidos que utilizamos y es casi nuestra Biblia”.

El plural es fundamental. La conversación. La puesta en común. El error técnico de una, una mancha descartada, puede inspirar a otra y hacerla suya. En el taller apenas tienen cobertura y eso les obliga a ser digitales y pausadas. “Tenemos también un taller de nómadas en el que llevamos un diario en papel que va pasando de mano en mano y de país en país, en Egipto, Libia o Islandia. La sensación es que nadie puede manipular nuestros intereses”. También, asegura, esta sororidad ha tenido una función sanadora y de autoindagación. Entre las piezas, una inquietante mujer ahorcada, otra mira hacia atrás buscando un yo infantil y dañado, unas visibilizan violencias soterradas (y reveladas gracias al arte) o evocaciones intrauterinas, a otra unas líneas que no había previsto le llevaron a pensar en su pubertad y el nacimiento de sus pechos. Algunas de ellas, presentes en la galería horas antes de su inauguración son, además de Medina, Andrea Dumas, Josefina Carvalho, Chelo Álvarez y Jazz Rodriguez y Gels Caletriu.Todas ellas han lanzado su grito gracias a sus trabajos y se relacionan horizontalmente y en igualdad. Todas bajo el mismo techo. No piensan en las ventas. Lo que han hecho es algo más íntimo. Es otra cosa.