La Mercè

Combate y emoción en memoria de Víctor Jara, 50 años después

Un rico recorrido por la obra del trovador, con el histórico grupo Inti-Illimani, Javiera Mena, Ana Tijoux, MC Millaray, Rusó Sala y Sílvia Tomàs, entregó registros sustanciosos y conmovedores en una repleta avenida de la Catedral

Jordi Bianciotto

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Además de pasar a la historia como símbolo y mártir del golpe de Pinochet en 1973, Víctor Jara dejó un legado de canciones sustancioso, con extrema sutileza poética, apego folclorista e inquietud por expandir el lenguaje musical. A todo ello, al mito y a su obra como cancionista, rindió homenaje un concierto, ‘Mil veus per a Víctor Jara’, tan rico en invectivas políticas como en suaves matices artísticos, este domingo en la avenida de la Catedral.

Hace 50 años que Víctor Jara vivió su trágica hora final, y tuvo un carácter emotivo ese hermanamiento de voces chilenas y catalanas, reunidas todas en el tema de bienvenida, 'El derecho de vivir en paz'. Letra con vistas a Vietnam, al "poeta Ho Chi Minh", allá donde "revientan la flor / con genocidio y napalm". Pulcra y amplia formación musical, con dirección de Borja Penalba y Marina Alcantud, y una presencia rompedora, la rapera mapuche MC Millaray, inyectando su verbo poderoso a 'La partida' y evocando sufridos testimonios de los días del golpe.

Cuerpos y fosas

El repertorio de Jara cubría una amplitud de registros sonoros y el concierto se ocupó de ellos, saltando de la galopante 'El aparecido', pieza inspirada en Che Guevara a la que se sumó Ana Tijoux ("Correlé, correlé, correlá / Correlé que te van a matar”), a la delicada 'Luchín', bordada por Javiera Mena. Palabras para los "desaparecidos, fusilados, exiliados", por parte de Tijoux, que desplazó su mirada a Catalunya, "donde también se buscan cuerpos y hay fosas comunes".

La hondura emocional fue a más con Rusó Sala y un 'Duerme negrito' que condujo a 'El arado', con guitarra y derivada trotona con charango y percusiones. "El sudor me hace surcos / Yo hago surcos a la tierra sin parar". Versos enraizados en la impasible cotidianidad campestre, dignos de un Atahualpa Yupanqui, que dialogaron con los de 'A desalambrar’, de Daniel Viglietti, que asumió Sílvia Tomàs. "Que la tierra es nuestra / es tuya y de aquel / De Pedro y María / De Juan y José”. A ella le correspondió recordar, en catalán, el 'Manifiesto' de Jara: "Jo no canto per cantar ni per tenir bona veu".

Para el tramo final se reservó a los contemporáneos del 73, los que lo sufrieron en su piel: Inti-Illimani, el grupo chileno que andaba aquellos días de gira por Europa y que se quedó exiliado en Italia. Al frente, tres históricos, Horacio Salinas, Horacio Durán y José Seves, con su instrumental andino y una selección de temas que abrazó la remota 'El lazo' y el totémico 'El pueblo unido jamás será vencido'. De ahí, a un 'Te recuerdo Amanda’ compartido, con su memoria obrera y la pausa laboral de cinco minutos más conmovedora de la música popular, apaciguando el lugar después del duelo y la furia.

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