Comunista y católico homosexual

Muere Gianni Vattimo, el gran pensador de la filosofía posmoderna

Fouché, diabólico poder en la sombra de Robespierre y Napoleón, en un cómic de Kim

Mariscal y Trueba resucitan a Tenório Jr, el pianista al que la dictadura argentina asesinó

El filósofo Gianni Vattimo.

El filósofo Gianni Vattimo. / Joan Castro

Irene Savio

Irene Savio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Italia se ha despertado este miércoles huérfana de uno de sus grandes filósofos. Gianni Vattimo (Turín 1936), el gran teórico del pensamiento débil, vinculado a la hermenéutica, y uno de los principales autores de la filosofía posmoderna, ha fallecido a los 87 años en un centro sanitario de Rivoli, en la provincia de Turín (norte), en el que había sido ingresado desde mediados de agosto.

Comunista, políglota y católico homosexual, Vattimo puso en circulación el concepto de pensamiento débil (Il pensiero debole, en italiano) en 1983, una contraposición al pensamiento fuerte de autores como Aristóteles o René Descartes. Sostenía que, frente a una lógica férrea y unívoca, hay que dar curso a la libre interpretación. Una respuesta contemporánea, según él, a la rigidez y al dogmatismo de la metafísica tradicional y de la modernidad ilustrada, tan seguras de sí y de la ciencia. 

De ahí su lectura de la posmodernidad interpretada como “una liberación” y el fin de la supremacía de los que estaban convencidos de todo y defendían modelos cerrados y verdades absolutas. “En mi opinión, estas ideas fuertes son socialmente peligrosas, basta con pensar en todas las objeciones de Popper a Platón. Además, no se corresponden con el pensamiento actual. El pensamiento fuerte está vinculado a posiciones autoritarias”, explicaba, en una reflexión también nacida al calor de la crítica sobre los nacionalismos del siglo XX. 

En este contexto, entre sus publicaciones, destacan El sujeto y la máscara o El fin de la modernidad, precisamente con interpretaciones de Heidegger y de Nietzsche, y que introducen la etapa en la que estamos actualmente, más abierta, decía Vattimo, a la tolerancia y a la diversidad. "La búsqueda de verdades absolutas. Esa búsqueda es una actitud de violencia. Yo intento responder a esto con el pensamiento débil, que es esa tentativa de responder a a ese desencanto elaborando una vía para salir de la violencia", afirmó, en otra ocasión. "Y yo me sitúo de parte de los débiles porque soy débil, porque los ricos hacen pensar a los pobres que también son ricos y eso es mentira", añadía.

Católico y ateo

Pero no es lo único en lo que Vattimo destacó. Crítico de la Iglesia como institución, pero a su vez un deudor agradecido, en plena escolástica marxista y en el sendero de la hermenéutica de Gadamer y Heidegger, Vattimo también sostenía que la tradición cristiana reside en “la comunidad”, unas reflexiones que supusieron una evolución de sus primeras teorías sobre el pensamiento débil. "También yo me defino como cristiano porque creo que el cristianismo es más "verdadero" que todas las demás religiones, precisamente porque en cierto sentido no es una religión”, afirmaba.

“Quiero decir que afortunadamente Jesucristo me ha liberado de las creencias en los ídolos, las divinidades, las leyes naturales, etcétera y, por lo tanto, en este sentido me defino como ateo, pero naturalmente sólo con respecto al Dios de los filósofos, es decir, el dios "acto puro”, añadía. "Dios no es una proposición verdadera, sino alguien encarnado en Jesús, que es caridad", agregaba el también autor de libros sobre la cuestión, como su autobiografía No ser Dios.

La controversia sobre su pareja

Además, en los años, el filósofo italiano también se había convertido en un gran defensor de los derechos de las personas LGBTI+ en Italia, una comunidad de la que él mismo se sentía parte. Aunque todo ello no siempre sin polémicas. 

De hecho, la última etapa de su vida fue marcada por una gran controversia sobre Simone Caminada, su pareja y asistente durante más de una década. La razón: algunos personas de su entorno acusaron a Caminada de manipular al filósofo, aprovechándose de su estado y para robarle su patrimonio, y el caso terminó ante los tribunales. Finalmente, en febrero pasado, Caminada incluso fue condenado en primera instancia a dos años de prisión por manipulación de persona incapaz, a pesar de que el propio Vattimo negó en todo momento que esto fuese verdad.

Con todo, en los últimos meses de la vida de Vattimo, la justicia incluso congeló sus bienes y designó a un tutor temporal para decidir sobre sus tratamientos médicos. Aún así, la muerte de Vattimo ha generado una ola de mensajes de pésame de distintas partes en el mundo, aunque especialmente en Italia, España y diversos países de América Latina.