Opinión | PERIFÉRICOS Y CONSUMIBLES

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

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ICULT CLUB TR3SC CELTAS CORTOS - 18 ADELANTO VIERNES - NOTI CENTRO

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En la 'mitiquísima' querella de los antiguos y los modernos vi la fractura con IVA hace unos pocos días, al terminar un concierto de los Celtas Cortos en Tapia de Casariego, allá por el occidente de Asturias. Terminada una estupenda actuación de la banda pucelana con Cifu a la cabeza, el público miraba al escenario haciéndole los coros al pasado. Mientras, al otro lado de la plaza, un numeroso grupo de jóvenes esperaba ansioso -prietas las filas y las minifaldas- con las bolsas de plástico del súper rellenas de botellas para el botellón (no me borren esta repetición innecesaria) a que comenzara una sesión de dj. No les interesaba nuestro veinte de abril del noventa, nuestra senda del tiempo, nuestro tranquilo, majete, en su sillón. No querían aura benjaminiana ni flauta travesera ni guitarra acústica. La obra de arte son ellos y Spotify es su iglesia: sus mandamientos están recogidos en la lista de reproducción.

El verano es tiempo de añoranzas. Incluso para los muy descreídos. A los Celtas Cortos los vi en el verano de 1986. Ese mismo año asistí por primera vez a una actuación de Joaquín Sabina. Fue en la plaza mayor de Valladolid. Me lo recuerda MJ justo antes de empezar su concierto en A Coruña. Treinta y siete años. Aquí seguimos, tan joven y tan viejo 'like a Rolling Stone'. No es nostalgia, de eso estoy seguro. Lo dejo por escrito por si acaso lo que viene decide cargarse de un plumazo (aunque desprecian la pluma y se les ve el plumero) el estilo Bauhaus, las vanguardias y a Mortadelo y Filemón. La musa es Tamara, una salsa que se corta, o al menos se agría, cuando se le echa demasiado vinagre. El deporte de riesgo es ahora el 'hobby horse', equitación con caballitos de juguete que nos llega de Finlandia. En el campeonato de Europa los finalistas fueron el escocés Paul Trona y el griego Leonidas De Tritus. El estilo artístico es el románico tardío. 

Ha fallecido Jane Birkin y nos ha dejado con el calentón del 'Je t’aime… moi non plus', una canción que debería ser la banda sonora de las películas que vemos pasar ante nuestros ojos en la tienda de campaña electoral: 'El mago de la hoz y el martillo', 'El woke animado', 'Bert Inside Out'. La Birkin habría tenido hoy muchos problemas con su canción. Quizá le habrían puesto una vox en off, como la que acompañó a los cuatrocientos golpes. Más Birkin y menos burka, he escuchado estos días (aunque quizá haya sido en mi cabeza). Si me dan a elegir entre antiguos y modernos, me quedo con la gente impresentable de Cifu: “Por donde quiera que vamos / hay que llevar la contraria / porque si no reventamos”. Y, ya puestos, recordarme a mí mismo que cuando era más joven viajé en sucios trenes que iban hacia el norte. Me habría gustado quedarme a lo del dj, pero se me había hecho tarde.