Bad Gyal, reina de la fiesta en el Sónar

Bad Gyal crece cuanto más poderosa se siente. En la noche del cierre del Sónar, se sabía con la responsabilidad, así lo había anunciado la organización, de desarrollar su papel de reina de la fiesta, de ser maestra de una ceremonia final sin protocolo. Volvía otra vez al festival en el que debutó siendo una muy joven promesa en el 2017, pero con el papel de lideresa de masas como estrella global que es. Y el poder le sienta bien.

La catalana Alba Farelo, muchas veces elevada en un altar que hay en el escenario, mandó a través de un espectáculo que tiene constatado que funciona como catarsis, como aquelarre alrededor de su figura y sus canciones bulliciosas de inspiración latina que invitan al perreo. Cada caderazo de Bad Gyal es jaleado por el público, cada verso es gritado como un sentido himno. A los más fieles y a su familia y equipo dedicó 'Yo sigo igual', una de las más sentidas anoche.

Esta vez la fiesta se desarrolló con algunas variaciones respecto al que hizo en febrero en el Palau Sant Jordi, sobre todo, por la introducción de algunas de sus nuevas canciones (de título desconocido algunas) y 'remixes' (como el de 'Chulo') que, previsiblemente, estarán en su anunciado primer disco, 'La joia'. Algunas de ellas las anunció al público, al que se dirigió en castellano, aunque muchos de ellos conocían los temas, que circulan libremente por internet a través de vídeos de conciertos a pesar de que no estén publicadas.

Broche de oro a un festival que siempre apunta al más allá

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La fiesta sin descanso, tan solo se pausa para el lucimiento de la figura icónica de Bad Gyal (como cuando aparece mirando al infinito mientras se repasa los morros con un pintalabios), tiene una contagiosa parte final a modo de discoteca que culmina, como siempre, con 'Fiebre', una canción de 2016 en la que se intuía (o mucho más que eso) que aquello era un proyecto de diva y, claro, de reina de las noches festivas como la del sábado, coronación del 30 aniversario del Sónar.

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