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De divas a maratonistas: los macroconciertos pop conquistan la barrera de las tres horas

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Siguiendo los pasos de Bruce Springsteen o The Cure, las nuevas giras de Taylor Swift y Beyoncé son más largas de lo habitual

Taylor Swift, Beyoncé y Madonna

Taylor Swift, Beyoncé y Madonna / MARIO ANZUONI / REUTERS / LUIS EDUARDO NORIEGA A. / EFE

Sergio del Amo

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Esta misma semana, por partida cuádruple, Coldplay se presentan en el Estadi Olímpic Lluís Companys. En cada noche de su 'Music of the Spheres World' Tour suelen actuar 120 minutos. Ni uno más, ni uno menos. Y lo mismo ocurrirá con Metallica, el 12 y el 14 de julio del próximo año, cuando desembarquen en el Estadio Cívitas Metropolitano de Madrid. No todos son tan espléndidos como Bruce Springsteen o The Cure: aunque con anterioridad llegaron a rebasar las tres horas, en sus últimas visitas a Barcelona tocaron 2 horas y 45 minutos sin descanso. 

A ojos de muchos, únicamente los viejos rockeros, las leyendas intocables, se prestan a dar conciertos largos. No obstante, las tornas han cambiado este 2023: pese a que TikTok ha transformado la fórmula de la canción pop perfecta -apremia los ganchos y los temas cortos respecto a los 3:30 minutos clásicos-, las grandes divas del género están apostando por espectáculos cada vez más maratonianos. En cierto modo, ante el considerable aumento del precio de las entradas y la proliferación de los paquetes VIP -de poco sirve ya hacer cola horas antes para obtener un buen puesto en la pista: quién más paga, mejor posicionado está-, se ven obligadas a hacer un esfuerzo extra e inaudito hasta la fecha. El tiempo dirá si se trata de una tendencia pasajera o, por el contrario, se impondrá.

Swift, tres horas y media

La pionera de esta nueva carrera de fondo es Taylor Swift. En 'The Eras Tour', la gira por estadios que inició el 17 de marzo, repasa lo mejor de sus diez álbumes de estudio. Durante cerca de tres horas y media, en total, interpreta la friolera de 45 canciones y se cambia 16 veces de modelito, luciendo diseños exclusivos de Atelier Versace, Roberto Cavalli, Etro, Nicole + Felicia, Óscar de la Renta o Christian Louboutin. Como cabía esperar, el escenario es tan faraónico que, desde cualquier localidad -incluso, las más lejanas y económicas- puede disfrutarse del show sin restricciones.

La tournée, una vez concluya el 9 de agosto en la ciudad californiana de Inglewood, pasará a la historia por ser la más lucrativa de una artista solista femenina. De hecho, superará el récord que ostentaba Madonna con su 'Sticky & Sweet Tour' de 2008 y 2009: si bien la autora de 'Like a prayer' recaudó cerca de 408 millones de dólares con 85 fechas, se estima que Swift alcanzará entre 591 y 620 millones de dólares con apenas 52. Y lo que es todavía más sorprendente: sin salir de Estados Unidos. Para disgusto de sus fans europeos, no hay noticias de que la superproducción vaya a cruzar el Atlántico. Al menos, de momento.

Otra que se ha sumado a los maratones pop es Beyoncé. En el estreno de su esperado 'The Renaissance World Tour', el 10 de mayo en el municipio sueco de Solna, interpretó 38 canciones a lo largo de 2 horas y 55 minutos. Entre ellas, todas las que componen su último trabajo, 'Renaissance', editado el pasado año. Cierto es que en las siguientes fechas ha prescindido de tres temas -'Thique', 'All up in your mind' y 'Drunk in love'-, pero aún cabe la esperanza de que este próximo 8 de junio en el Estadi Olímpic Lluís Companys podamos ver el espectáculo completo y tal como fue concebido.

Tras cinco baladones consecutivos a modo de arranque -'Dangerously in love', 'Flaws and all', '1+1', una versión del 'I'm going down' de Rose Royce y 'I care'-, el concierto muta en toda una celebración de la cultura 'ball' -y, por ende, del colectivo LGTBIQ+- con infinidad de momentos memorables. Sin ir más lejos, se marca unos pasos de 'voguing' con dos brazos robóticos en 'Cozy'; se sube a un tanque en 'Black parade' y, emulando la entrada triunfal de Bianca Jagger en el Studio 54, sobrevuela las primeras filas subida a un caballo recubierto de espejos durante 'Summer reinassance'. Como ocurriera con aquel 'The Formation World Tour' que recaló el 3 de agosto de 2016 en la capital catalana, la puesta en escena se asemeja a la de un videoclip grabado en tiempo real. 

Beyoncé, mejor vestida

Tampoco ha escatimado en gastos a la hora de vestirse. Entre otros, canta con un body enjoyado de la firma española Loewe, un disfraz de abeja hecho a medida por Mugler -inspirado en uno de la colección de alta costura Les Insectes de 1997-, un corsé de Balmain o un traje plateado personalizado de Courrèges. Ahora bien, de los nueve looks que lleva cada noche, el que más se ha viralizado en las redes es un vestido blanco, de la marca japonesa Anrealage, que cambia de color por arte y gracia de la luz ultravioleta. Beyoncé ha hecho bien en dejarse aconsejar por la estilista Shiona Turini. Nunca ha vestido tan bien en sus conciertos.

¿Y qué hay de Madonna? En su próximo 'The Celebration Tour', con escalas en Barcelona el 1 y el 2 de noviembre, la Reina del Pop conmemorará sus cuatro décadas de carrera. Repertorio tiene de sobras para marcarse un auténtico maratón, por lo que es la candidata perfecta para sumarse a esta moda de los conciertos extralargos. El 15 de julio, cuando dé el pistoletazo de salida en el Rogers Arena de Vancouver, saldremos de dudas. 

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