Estreno de cine

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Una escena de 'Sisu'.

Una escena de 'Sisu'. / EPC

Nando Salvà

Nando Salvà

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Mientras avanza con la furia de una bestia hambrienta, ‘Sisu’ nos ofrece el placer tan simple como infalible derivado de contemplar cómo una sucesión de nazis son apalizados, apuñalados, acribillados, mutilados y explosionados de forma gráfica. Su protagonista es un solitario buscador de oro que derrota a todo un ejército de invasores alemanes en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, un hombre sin nombre y más bien pocas palabras cuyos traumas personales se le vislumbran sobre el rostro curtido y la mirada implacable. Se trata de un héroe inconfundiblemente arquetípico, emparejado con los del cine ‘exploitation’ de los años 70 y con justicieros como Mad Max y John Wick. 

Mientras se recrea en la devastación del paisaje, el director Jalmari Helander dota el relato de una sensibilidad mítica. Lo que cuenta invita a hacer obvios paralelismos con el aquí y el ahora -actualmente, recordemos, Finlandia es víctima de otra amenaza imperialista-, pero la película no muestra interés en reflexiones políticas ni comentarios sobre las consecuencias de la venganza o el estoicismo consustancial al carácter finés al que al parecer alude su intraducible título; no se molesta en ahondar en lo psicológico, lo histórico o lo temático. Su objetivo principal es salpicarnos de sangre con balas que agujerean cerebros y extremidades cortadas, con actitud propia de los ‘cartoon’ de Chuck Jones y Tex Avery y notables dosis de humor negro. Y lo cumple. 

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