Cine

Neus Català y la memoria histórica: una heroica vida de cine

El director Miquel Romans y la actriz Nausicaa Bonín presentan ‘Un cel de plom’, centrado en la figura de Neus Català durante su reclusión en un campo de trabajo nazi

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Neus Català, durante la presentación de 'Un cel de plom' en marzo de 2012 en Els Guiamets

Neus Català, durante la presentación de 'Un cel de plom' en marzo de 2012 en Els Guiamets / Ricard Cugat

Quim Casas

Quim Casas

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‘Un cel de plom’ se centra en uno de los momentos más relevantes en la vida de Neus Català, militante del PCC (Partit Comunista de Catalunya), feminista, miembro de la Resistencia Francesa durante la segunda guerra mundial y deportada a los campos de trabajo nazis en 1944. Allí formó parte del denominado Comando de les Gandules, un grupo de mujeres obligadas a trabajar en las fábricas de armamento alemanas en el estertor de la contienda, cuando Hitler la sabía ya perdida, y que sabotearon la munición en un acto importantísimo, además de heroico, para el desenlace de la guerra.

A partir del libro de Carme Martí sobre Català, Miquel Romans ha realizado ‘Un cel de plom’, que no es tanto un filme biográfico sobre el personaje cuanto la reconstrucción de los días que pasó recluida y el complejo regreso a casa después de la liberación. El filme se ha presentado en el BCN Film Fest y se estrena en salas el próximo viernes.

Català falleció el 13 de abril de 2019, a los 103 años. ¿Cuándo se inicia el proyecto? ¿Llegaron Romans y la actriz que la interpreta, Nausicaa Bonnín, a conocerla? “No. La chispa que enciende el proyecto es precisamente ese 13 de abril”, nos comenta el director. “Leí entonces la novela y enseguida tuve claro que era una película que debía hacerse. Compramos los derechos y empezamos el guion, pero entonces llegó la pandemia. El guion de Lydia Zimmermann se escribió durante el confinamiento”.

Bonnín se incorporó pocos meses antes de empezar la filmación. “Estudiamos imágenes posteriores a lo que se cuenta en la película, pero son imágenes muy reveladoras de cómo era, por su forma de vestir poco convencional, por ejemplo”, explica la actriz. Sorprende al inicio de la película, cuando, tras el fin del conflicto bélico, la protagonista regresa a la casa de sus padres en la localidad francesa de Sarlat, que no se quite la ropa que llevó durante tantos meses en el campo de trabajo. Pero esa ropa es fundamental, ya que en la foto más icónica de Català aparece vestida así, una forma de explicar el peso de la memoria y la lucha contra el olvido. “Partimos de un punto concreto, de dónde surge esta imagen, para desarrollar la lucha sobre la memoria histórica que protagonizó Català”, apunta Bonnín.

El director Miquel Romans y la actriz Nausicaa Bonín, presentando en el BCN Film Fest 2023 'Un cel de plom'

El director Miquel Romans y la actriz Nausicaa Bonín, presentando en el BCN Film Fest 2023 'Un cel de plom' / Marta Pérez / EFE

Con la realización de esta foto en el estudio de un fotógrafo francés se cierra la película. “Todo esto es real, ella volvió vestida así. Igual no tenía otra ropa cuando fue liberada, pero es un gesto muy simbólico”, comenta Romans. El director ahonda en el tema: “Antes, la sensación generalizada es que debía borrarse el pasado. Pero Català tenía claro que no se ha de olvidar. Su cuñada le quemó el traje del campo después de hacerse la foto. La relación con la familia fue complicada. ¿Cómo encaran el regreso de una deportada? ¿Qué es lo primero que le dices cuando vuelve de un campo nazi?”.

Más allá del campo

 El relato está planteado en varios tiempos, en el campo y después de la liberación, con algunos recuerdos de la infancia. “Me interesaba el contraste entre cuando es prisionera y cuando es liberada”, dice Romans. Y añade Bonnín: “Ella tuvo más momentos de felicidad en el campo de trabajo, con sus compañeras, que fuera de esa prisión”.

 “Después de tanta guerra, ¿esta es la paz que queremos?” les recrimina Català a sus padres. ‘Un cel de plom’ habla de esa sensación, la de haber ganado la guerra para vivir en una paz maltrecha. “¿Cómo te recuperas de algo así?”, se pregunta Romans. “Otros prisioneros europeos regresaron a sus países, pero ella, como tantos españoles, se quedó en Francia. Es muy duro en esta situación poder recuperar la vida anterior a la deportación”.

Para Bonnín, el reto “era interpretar a alguien que existía, con muchos referentes, con un aura especial. Lo importante es que no fuera una imitación. Me centré en todo el material gráfico que se conserva, y en entender casa secuencia como Neus la había vivido, aproximarme a ella, una especie de simbiosis”. Romans añade que la hija de Neus Català, Margarita, se emocionó con la interpretación de Bonnín.

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