Distinción a dos figuras icónicas

Serrat y Bonet, un ‘honoris causa’ para la canción y sus "efectos sanadores"

Multimedia | Gràcies Serrat: Rosalía, Estopa, Julia Otero...le rinden homenaje

Ambos cantautores reflexionaron sobre su oficio y sus largas complicidades desde los años 60 y cantaron juntos y por separado en el acto de investidura de la Universitat de Barcelona

Jordi Bianciotto

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A la lista de los doctores 'honoris causa' musicales que ha investido la Universitat de Barcelona a lo largo del tiempo, figuras como Frederic Mompou, Jordi Savall o Montserrat Caballé, se suman desde este lunes dos nombres, por primera vez, procedentes de la esfera popular, Maria del Mar Bonet y Joan Manuel Serrat. Ambos hunden raíces en un fenómeno cultural, la ‘nova cançó’, con Els Setze Jutges como colectivo agitador, fundiéndose, recordó ella, “con el movimiento de protesta contra el régimen franquista, con sus encontronazos con la policía y la censura”.

Sesión de tiros largos, la de este lunes en el paraninfo, con el Cor UB dando la bienvenida a los parlamentos del rector, Joan Guàrdia, y del historiador Agustí Alcoberro. La cantautora mallorquina comenzó retrocediendo hasta sus inicios en Barcelona. “La ciudad en la que me formé como cantante. Ahora hará 56 años”. De cantar tonadas populares a componer clásicos de la ‘cançó’, utilizando el catalán “desde el alma, como si no fuera una lengua de ámbito restringido, tal como decía el querido Joan Vinyoli”. Y de ahí a todo el Mediterráneo. “Siempre lo he considerado un país mío: Italia, Grecia, Turquía, Siria, Egipto…”

Un largo camino

Apuntó a este “mes de color violeta” para cantar una pieza, ‘Madona de sa cabana’, con Dani Espasa al teclado, cuyo ‘crescendo’ arrebatador dejó mudos a los asistentes. De Serrat dijo que “siempre ha tenido el sol entre las manos”. Y él no se privó de mostrar sus sentimientos. “Estimada Maria del Mar, agradezco tanto tu amor y me hace tan feliz… La vida vuelve cada vez que te veo y recuerdo el camino que hemos recorrido”.

Serrat puso el acento en los poderes anímicos de la música. “Dice el refrán que quien canta su mal espanta, y es verdad: cantando compartes aquello que amas y afrontas lo que te incomoda”. Retrocedió hasta el insigne Pitágoras, que “hace 2.500 años ya recomendaba cantar y tocar un instrumento a diario para combatir el miedo, las preocupaciones y la ira”. En la actualidad, siguió, “son muchos los científicos que dicen que la música tiene efectos sanadores”.

La semilla ecológica

Serrat recordó que fue estudiante de Biología en la UB y evocó a algunos profesores que le marcaron: Bolòs, Prevosti, Pons Perafita y Margalef. “Centraron en mí la semilla de la ecología hace más de 50 años”, indicó antes de cantar ‘Pare’, acompañado de Kitflus, con pulcra severidad. De ahí a una pieza compartida por ambas voces, ‘Cançó de l’amor petit’, de Serrat, de la que Bonet hizo un día una adaptación.

Acto con dimensión social, contó con la presencia de la ‘consellera’ de Cultura, Natàlia Garriga, y la presidenta de Balears, Francina Armengol, así como de multitud de colegas, como Joan Albert Amargós, Carles Benavent, Joan Isaac, Eduard Estivill, Jofre Bardagí, Sílvia Comes, Mariona Sagarra y miembros de la Dharma. Y en primera fila, la esposa de Serrat, Candela, y sus dos hijas. Todos, rindiendo homenaje a dos creadores, como apuntó Alcoberro, que “se convirtieron en líderes de una generación que quería cambiar las cosas”.