Estreno en salas

'Ninjababy': una atrevida comedia que desmitifica el deseo de ser madre

Mejor comedia en los pasados Premios Europeos, el recién estrenado filme de Yngvild Sve Flikke pone todos los prejuicios patas arriba mezclando tragedia cotidiana, humor y cómic a través de la personificación de un bebé ninja.

Un fotograma de la película 'Ninjababy'

Un fotograma de la película 'Ninjababy' / © Lars Olav Dybvig and Motlys

Beatriz Martínez

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Rakel está embarazada. Se acaba de enterar y está de seis meses. ¿Cómo es posible que no se hubiera dado cuenta? Ella es un poco desastre, quiere ser ilustradora, pero su inseguridad congénita se lo impide, así que se pasa los días en su habitación con la cabeza llena de pájaros. Pero, de pronto, dentro de ella hay un bebé y su mundo se pondrá patas arriba, porque Rakel no quiere ser madre. 

Es el punto de partida de 'Ninjababy', la segunda película de la directora noruega Yngvild Sve Flikke que aborda la maternidad desde un punto de vista al que no estamos acostumbrados, mezclando la tragedia cotidiana y el humor de forma tremendamente adictiva y que además plantea muchas cuestiones, entre ellas, el deseo femenino y el papel de los machos reproductores en un embarazo no deseado. ¿Por qué la mujer tiene que cargar con todo el peso de las consecuencias? 

“Mi intención no era romper tabúes en torno a la maternidad, sino poner sobre la mesa una serie de cuestiones. ¿Por qué la sociedad juzga a aquellas mujeres que toman la decisión de no ser madres?”, cuenta la directora en su visita a Madrid para presentar la película. 

La propia Yngvild Sve Flikke es madre de dos hijos deseados, pero reconoce que resulta difícil expresar con palabras los sentimientos de contradicción que se sienten cuando una mujer quiere mantener su vida profesional y estar a la altura de la maternidad. Es una cuestión todavía irresoluble en el seno de esta sociedad competitiva en la que vivimos. Por eso quería, de alguna forma, agitar las conciencias, hacer una película provocadora y reivindicativa, deslenguada, que fuera más allá de los clichés y los convencionalismos que aplastan a las mujeres y las condenan por sus decisiones. 

Pero si algo hace realmente especial a 'Ninjababy' es la voz del bebé no nato que se encuentra dentro de Rakel (personificado a través de sus dibujos) que tomará las riendas del relato a través de animaciones que lo presentan como un feto con antifaz que lucha por hacerse un hueco en el mundo hostil. La configuración de este personaje surge de la colaboración entre la directora y la ilustradora Inga Sætre y de esa unión se desprende todo un cúmulo de acidez, mordacidad y atrevimiento a la hora de poner en palabras cosas que todavía no se pueden decir en voz alta. “Queríamos que el bebé fuera muy punki, en consonancia con el espíritu de la protagonista, pero fue complicado encontrar el tono, porque queríamos alejarnos de la fantasía para que surgiera una fórmula entre tragedia y comedia, entre seriedad y ligereza”, continúa. 

Alejarse de estereotipos

La directora también quería desarrollar los personajes masculinos de una forma diferente, alejándolos de los estereotipos. En la vida de Rakel se cruzará el comprensivo Mos (Nader Khademi) y el progenitor de su hijo (Arthur Berning), al que considera un cretino y que, sin embargo, terminará sintiendo la llamada de la paternidad. “Quería mostrar un abanico de diversidad. Nunca nada responde a lógicas, somos humanos, y para mí lo importante era describir a los personajes con sus luces y sombras”. 

Yngvild Sve Flikke cree que el MeToo lo ha cambiado todo y que estamos asistiendo a un extraordinario momento en el que las mujeres por fin cuentan sus historias de la manera que creen conveniente. En ese sentido, su prioridad era construir a partir de Rakel un personaje que no tuviera que ser fina, ni pulida, que fuera normal. Y, lo más importante, que su sueño no fuera ni casarse ni encontrar al príncipe azul porque, como dice, es algo que percibe a su alrededor. “Hay que normalizar que a las mujeres nos guste el sexo, que tenemos impulsos, que cometemos errores y que no tenemos que ser perfectas. Es todo un cambio de paradigma, el de pasar de ser objetos a ser sujetos activos. Es algo que tenemos que inculcar a las nuevas generaciones para que la igualdad sea real. Y, sobre todo, es crucial escapar de una vez de la mirada heteropatrial que tanto nos ha condicionado".

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