LO QUE NO SABÍAS DE...

Las divertidas anécdotas del rodaje de 'Malnazidos' contadas por sus directores

Los zombis estaban tan bien maquillados que al resto de actores les daban un poco de miedo

Miki Esparbé se cayó al agua y quedó empapado tras ser empujado por uno de sus compañeros

La gran explosión final fue totalmente real y solo tuvieron una oportunidad de rodarla

malnazi obrir

malnazi obrir / SONY PICTURES

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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Acaba de estrenarse una de las películas españolas más ambiciosas y arriesgadas de la temporada, la esperada Malnazidos, un filme que combina comedia y terror en un trasfondo bélico, a partir de la novela Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín. Es un trabajo firmado a cuatro manos por el director Javier Ruiz Caldera y su montador de cabecera, Alberto de Toro, que ya habían trabajado juntos en títulos como 3 bodas de más, Anacleto: agente secreto o Superlópez. Para este proyecto han contado con un largo reparto en el que figuran varios actores catalanes (Miki Esparbé, Álvaro Cervantes, Dafnis Balduz o el descubrimiento, Manel Llunell), además de otros infalibles intérpretes como Aura Garrido, Luis Callejo, María Botto, Manuel Morón, Francisco Reyes o Jesús Carroza.

La trama transcurre durante la guerra civil española. Un capitán del bando nacional, junto a un joven soldado, debe atravesar las líneas enemigas para llevar un mensaje a otra compañía. Pero, en su camino, son interceptados por los republicanos que los convierten en sus prisioneros. Sin embargo, todos ellos se verán en la obligación de unirse para luchar contra una invasión de zombis tras la cual se esconde el ejército nazi. Una cinta con vocación de convertirse en todo un éxito de taquilla y que ha llegado a las pantallas con un retraso de casi dos años debido a la pandemia. Sus directores nos hablan de esta y otras anécdotas de este complejo rodaje.

-El reparto del trabajo. “Desde la preproducción tuvimos pendiente una reunión en la que teníamos que habernos repartido las funciones, pero llegó el primer día de rodaje y todo fluía de tal forma que, al final, esa reunión nunca se hizo. Así que, de manera natural, los dos estábamos en todo y pensamos que ha sido todo un acierto. Dos cabezas, si están sincronizadas, piensan más que una, y eso fue posible gracias a que estuvimos planificando juntos y llegamos al rodaje con los deberes hechos. Solo nos pusimos una premisa: no discutir frente al equipo. Por fortuna tampoco lo hicimos a sus espaldas”.

-Diferencias con la novela. “Le añadimos a la historia una capa de sentido del humor que en la novela se podía intuir pero no era tan evidente. Eso sí, un humor que siempre surgiera de los personajes y sus interacciones. Los zombis y las secuencias de terror y suspense nos las tomamos tan en serio como la novela. La novela ya era muy coral pero nosotros, para complicarnos un poco más la vida, añadimos a un nuevo personaje que nos encanta: Sor Flor, la monja de armas tomar interpretada magistralmente por María Botto”.

El personaje de María Botto, Sor Flor, no estaba en la novela original.

El personaje de María Botto, Sor Flor, no estaba en la novela original. / SONY PICTURES

-Entre cadenas anda el juego. “Vale, sí, la película fue producida por Tele Cinco y el protagonista debe ir a La Sexta (compañía), que es una cadena de la competencia, pero eso ni siquiera lo pensamos (risas)".

-Del guion a la realidad. “El clímax final en la estación ferroviaria secreta era una de las secuencias más complicadas de la película. En las lecturas de guion siempre que llegábamos a esa parte los de producción nos decían “bueno, esto hay que cambiarlo, nunca encontraremos ese lugar que está descrito”. Pero nosotros insistíamos, creíamos que era importante que el clímax sucediera ahí, que la película lo merecía. Así que, con un gran esfuerzo de producción y del equipo de arte, encontramos una nave de trenes antiguos en Martorell, con vagones de la época y la locomotora soñada, todo en perfecto estado. Tuvimos incluso que construir unas vías para poder mover todos esos trenes, pero valió la pena”.

La escena del clímax final se rodó en una nave de trenes antiguos en Martorell.

La escena del clímax final se rodó en una nave de trenes antiguos en Martorell. / SONY PICTURES

-Muy nocturna. “Las secuencias de noche son siempre complicadas, y a eso hay que añadirle que rodamos en plena montaña, con disparos, muchos extras y mucho frío. Además, a los zombis no se les podía ver el vaho de la respiración, así que cada día era una aventura. Pasamos del frio extremo al inicio del rodaje al calor sofocante de los últimos días. De todas formas, la novela en la que está inspirada la película se titula Noche de difuntos del 38 y todo sucede en una sola noche. Nosotros, para hacer viable la producción, nos tomamos la licencia de alargar esa noche por delante y por detrás para tener luz de día, algo de lo que la película se beneficia enormemente”.

-Rodando en la barcaza. “Cuando tantos personajes tienen que huir de los zombis en una barca tan pequeña siempre hay peligro. Y, efectivamente, Miki Esparbé, nuestro flamante protagonista, salió disparado hacia el agua debido al empujón que le dio (queremos creer que accidentalmente) otro actor del que no vamos a decir su nombre (bueno, en realidad, fue Sergio Torrico). Fue una caída ridícula y él fue el primero en reírse en cuanto salió empapado del agua. En su defensa hay que decir que iba maniatado ya que estaba prisionero”.

Miki Esparbé (centro) mira mal a Sergio Torrico (derecha), fue quien le empujó al agua.

Miki Esparbé (centro) mira mal a Sergio Torrico (derecha), fue quien le empujó al agua. / SONY PICTURES

-Los efectos especiales. “Hemos intentado que la mayoría de efectos sean físicos y de rodaje. Por ejemplo. la gran explosión del cuartel de Las Águilas fue totalmente real y, como destruía todo a su alrededor, solo teníamos una toma, una solo oportunidad, así que cruzamos los dedos antes de cantar acción. También usamos efectos digitales como cuando vemos el tren de época circular por en medio de las montañas. Todo un espectáculo que fue posible gracias al trabajo de El Ranchito (la casa de efectos que hace Juego de tronos, entre otros trabajos).

-¡Que vienen los zombis! “Cuando había que rodar una secuencia con tantos figurantes trasformados en zombis, realmente impresionaban mucho. Algunos de los actores al enfrentarse de cerca a ellos tenían miedo real y eso se ve en la pantalla, incluso alguno no podía recitar bien sus frases de la impresión que le causaban verlos tan de cerca. A la hora del catering era muy divertido ver a todos esos zombis devorando sus bocadillos. Eso sí era terrorífico”.

La verosimilitud era tal que el resto de los actores los temían un poco.

La verosimilitud era tal que el resto de los actores los temían un poco. / SONY PICTURES

-Referencias cinéfilas. “La película está plagada de referencias al cine que mamamos de pequeños (y que no hemos dejado de ver). Del cine de Carpenter y Romero al de Lucio Fulci, de los programas dobles que vimos en los 80 de la serie B (y Z) de los video clubs, de Los violentos de Kelly o Doce del patíbulo a los wésterns sucios de Leone o Peckinpah, del Bogart de La reina de África a Indiana Jones. Pero aun así, nunca tratamos de hacer una película conscientemente referencial. Es la película que nos ha salido. Pero “Mis cojones 33” no es una referencia a La casa de papel, es una expresión que ya conocíamos desde niños y siempre nos ha hecho mucha gracia, de hecho corresponde a esa época que retratamos”.

-El gigante alemán y el enano español. “Cuando vimos por primera vez juntos a esos dos titanes de la actuación que son Manuel Morón y Francisco Reyes nos dimos cuenta de que esa diferencia tan brutal de altura teníamos que jugarla todo lo posible en pantalla. Que el general franquista sea tan pequeñito ante el alemán nos hacía mucha gracia y lo quisimos mostrar”.

Los directores jugaron con la diferencia de altura entre Francisco Reyes y Manuel Morón (ambos, a la izquierda).

Los directores jugaron con la diferencia de altura entre Francisco Reyes y Manuel Morón (ambos, a la izquierda). / SONY PICTURES

-Del previsto estreno en 2020 al definitivo en 2022. “La película es la misma que se pudo ver en la inauguración del Festival de Sitges. Es verdad que teníamos muchas ganas de estrenarla, porque la concebimos para ser proyectada en una sala de cine y disfrutarla en comunión (y eso es algo que en algún momento peligró). Pero también es verdad que en todo este tiempo no hemos parado de trabajar en otros proyectos. Y si a eso le sumas que ambos tenemos hijos pequeños, tampoco es que hayamos tenido demasiado tiempo para pensar en los retrasos. Así que ahora estamos emocionados con que por fin se pueda disfrutar en pantalla grande”.

Alberto de Toro (izquierda) y Javier Ruiz Caldera, en el festival de Sitges.

Alberto de Toro (izquierda) y Javier Ruiz Caldera, en el festival de Sitges. / JOAN CORTADELLAS