Emociones

La vigencia social de ‘La filla del mar’ de Àngel Guimerà

Una de las escenas de 'La filla del mar'

Una de las escenas de 'La filla del mar' / Cedida / David Ruano

P. Canals

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Comencemos por el argumento. Una niña que se convierte en la única superviviente de un naufragio en el que mueren sus padres llega a la playa de una población costera catalana. Àgata, nombre que le da la familia que la acoge, crece en el pueblo junto a su hermana adoptiva Mariona, pero con el rechazo de la comunidad a causa de su origen. La llegada de Pere Màrtir y el triangulo amoroso que se formará entre los tres, acabará en tragedia.

En el Teatre Condal se ha estrenado el musical ‘La filla del mar’, una adaptación de la compañía La Barni Teatre del clásico que el dramaturgo y poeta catalán Àngel Guimerà estrenó en 1899. Las pasiones y el drama romántico, típicos del autor, se mezclan también con cuestiones sociales que afectaban a su época como la discriminación y el miedo a lo diferente. Cuestiones que, por cierto, siguen muy vigentes en la actualidad.

Marc Vilavella en el apartado escénico y Marc Sambola en el musical han revivido y actualizado la obra de Guimerá con un musical mágico creado por La Barni Teatre y producido por Focus y el Festival Grec de Barcelona 2021. Los textos adaptados a la actualidad por Jaume Viñas se mezclan con la música y una puesta en escena con elementos de la danza contemporánea dirigidos por Teresa G. Valenzuela.

Clara Solé (Àgata) i Toni Viñals (Pere Màrtir)

Clara Solé (Àgata) i Toni Viñals (Pere Màrtir) / Cedida / David Ruano

La guinda del pastel la ponen sus intérpretes, los grandes protagonistas del concepto. Clara Solé (Àgata), Toni Viñals (Pere Màrtir) y Mariona Castillo(Mariona), junto al resto del elenco que interpretan a la comunidad, mantienen al público embelesado con el drama guimeriano.

¿Por qué ‘La filla del mar’ sigue siendo un reflejo social?

Guimerà, muy comprometido socialmente, mostró en sus obras las tensiones que se producían en la sociedad de su época. La lucha de clases, el racismo, la opresión y los debates morales se mezclan con sus historias y se encarnan en sus personajes. El resultado final son obras que, más allá del puro entretenimiento, invitan al público a reflexionar profundamente sobre cuestiones sociales.  

La sociedad del autor catalán no mostraba comportamientos tan distintos a los nuestros y ‘La filla del mar’, con su historia, es el ejemplo más claro. La comunidad, formada por el pueblo, rechaza a Àgata por su origen. Ella representa lo diferente y despierta las pasiones más oscuras de los vecinos, generándose una discriminación hacia su persona que se complica en el momento que se forma el triángulo amoroso con Pere Màrtir.

En la actualidad seguimos presenciando actitudes racistas, sobre todo contra la comunidad migrante y, especialmente, con aquellas más distanciadas de nuestra propia cultura o religión. La comunidad de la ‘La filla del mar’ es víctima del aislamiento de su propio mundo formado por el pueblo y sus costumbres. Incorporar la diferencia genera miedos y despierta sus peores instintos, expulsando a la joven Àgata de cualquier forma de incorporarse a la comunidad.

Revisión dramatúrgica y puesta en escena

Esa vigencia de Guimerà es uno de los fuertes de la obra. Sus artífices, siempre desde el respeto a la obra original, han adaptado y transformado algunos elementos para acercarla al público actual. Eso es visible, por ejemplo, en la adaptación del lenguaje más arcaico para aproximarlo mucho más al espectador.

Pero estos cambios de la versión clásica de ‘La filla del mar’ no han supuesto el traslado del tiempo a la actualidad. “Proponemos una atemporalidad temática y estética. Es un punto de partida neutro que no nos sitúa en ningún espacio ni momento histórico concreto, sino que tiene el objetivo de mostrar la sabiduría humana y escénica de Guimerà como constructor de emociones”, destacan Vilavella y Viñas.

Para lograr la revisión y la adaptación de ‘La filla del Mar’, La Barni Teatre ha usado un minimalismo escénico con la búsqueda de otros lenguajes expresivos en los que el intérprete es el eje vertebrador de la puesta en escena. Se usan y conviven diferentes géneros interpretativos que hacen, de forma natural, pasar de un lenguaje realista y emocional a otro más abstracto.

Un musical con identidad propia

‘La filla del mar’ es un musical diferente. El diálogo, la canción y la danza tienen el mismo peso y se mezclan en una composición perfecta que narra la historia. “Si le tuviéramos que explicar a un alumno de secundaria que esté a punto de descubrir la obra le diríamos que es una obra de texto en la que se canta mucho, o un musical en el que se habla demasiado”, explican Vilavella y Viñas.

Por su parte, Sambola, el artífice de la parte musical destaca la visión innovadora del tratamiento musical de las canciones. El paso del diálogo a la canción se sitúa en una finísima línea que en muchas ocasiones hace que las piezas no tengan un inicio o un final definidos. “La música no es una canción cerrada, pero eso no impide que los momentos cantados tengan un gran lirismo y que se graben en la memoria”, asegura.

Clara Solé en una de las escenas del musical

Clara Solé en una de las escenas del musical / Cedida / David Ruano

La guitarra, símbolo de la música mediterránea, se estiliza en ‘La filla del mar’. Juega un papel de columna vertebral, aunque comparte el protagonismo con el violín, el piano, la percusión o el acordeón. Todo ello en su conjunto, logra transmitir una emoción y más virtuosidad al intérprete. 

La obra estará disponible en los escenarios del Condal hasta el próximo 27 de marzo.