Discos de la semana

Prince, cinco años después sigue siendo único

El álbum póstumo ‘Welcome 2 America’ recupera notables sesiones de estudio del autor de ‘Purple rain’, fallecido en 2016

Los nuevos álbumes de Sonny & The Sunsets, John Grant y Daniel Wylie’s Cosmic Rough Riders, también reseñados

El cantante Prince

El cantante Prince / REUTERS / MIKE BLAKE

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
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El hiperactivo Prince dejó tras su súbita muerte, el 21 de abril de 2016, a los 57 años, un volumen de grabaciones inéditas que poco a poco va viendo la luz, si bien este ‘Welcome 2 America’ va más allá de los dos lanzamientos anteriores, ‘Piano and a microphone 1983’ (acopio de maquetas, 2018) y ‘Originals’ (tomas primeras de piezas cedidas a otros artistas, 2019). Es el primer álbum del artista concebido como tal que se comercializa tras su desaparición, y contiene unas sesiones de 2010 que, nadie sabe por qué, Prince puso en el congelador a la espera del momento propicio para publicarlas.

Quizá su constitución liviana, con capas más bien mínimas de instrumentos, bajo y batería en el centro, lejos de la superproducción, situaban el disco en una liga paralela, distanciada del material comercial propicio para las giras. ‘Welcome 2 America’ gratificará a quienes disfruten de un Prince de aspecto relajado, que prima el ‘groove’ sobre el efectismo pop, juguetea con los coros femeninos y se deleita en las tramas ‘funky’ con guitarras libidinosas y toques galácticos de sintetizador. Empezando por la pieza que abre y da título al álbum, que no termina nunca de estallar, pero que te enreda con su chasquido rítmico y su mosaico de fraseos. 

Tierra de libres y esclavos

Queda ahí plasmado el fondo ideológico del álbum, la crítica sarcástica a la sociedad tecnológica y a los mitos culturales de Estados Unidos, ese país en el que "te pueden echar y readmitir / y darte una propina de 700 billones de dólares", todo ello mientras "te distraes con los detalles de tu iPhone". América, como "tierra de los libres / hogar de los esclavos", sigue tirando Prince de cierta pincelada gruesa, para apuntar, en otros momentos del álbum, a sus temáticas seculares: el mundo ideal, fruto de la "revolución pacífica", en ‘1.000 Light years from here’; la preeminencia de "un único Dios" en el trote de ‘Same page, different book’, y el sexo en la orgásmica balada ‘When she comes’

Material con el distintivo sello de Prince que, si bien no alcanza las cotas de sus obras más altas, ocupa un vacío porque nadie en 2021 suena como él. Ahí está la sensualidad de ‘Running game (son of a slave master)’, el soul con poso de ‘Born 2 die’ o la guitarra con toque glam de ‘Hot summer’, acaso mirando de reojo la etapa pop de los 80. Temas todos propios, con la única excepción de la (poco comprensible) adaptación ‘Stand up and be strong’, tema originalmente rockero de Soul Asylum, banda de paisanos de Minneapolis. Pero, aun con su ligereza y sus claves crípticas, ‘Welcome 2 America’ se gana el derecho a engrosar una discografía en la que reposan obras cruciales como ‘1999’ (1982) o ‘Sign o’ the times’ (1987). Jordi Bianciotto

El cantautor ‘indie’ californiano Sonny Smith vuelve al territorio campestre que ya visitó en el estupendo ‘Longtime Companion’ (2012) y, secundado por la guitarra ‘steel’ de Joe Goldmark, entrega una docena de hermosas canciones de porche y mecedora sobre hombres solitarios y corazones rotos nacidas del confinamiento que apuntan al territorio de gigantes como Hank Williams, Buck Owens o Waylon Jennings, pero desde una perspectiva inequívocamente contemporánea. Las letras merecen especial atención. Rafael Tapounet

El que fuera cantante-pianista de The Czars se reafirma, en su quinto disco en solitario, como turbio ‘crooner’ del crepúsculo, sacando lustre del tacto frío del synth-pop con una solemne emotividad. Lenguaje propio, el suyo, en largas canciones con producción de Cate Le Bon que apuntan en ocasiones al ‘spoken word’, el pop ensoñador y la tensión pospunk. Deléitense con el receso lírico de ‘The only baby’, a cuenta de la oscuridad de la América de Trump, vista desde su exilio islandés. J. B.

No deja de ser curioso que, después de California, el lugar en el que se factura el pop soleado de guitarras más glorioso del mundo sea la muy lluviosa ciudad de Glasgow. De ahí surgieron a finales de los 90 los Cosmic Rough Riders, cuyo cantante, Daniel Wylie, inició en 2002 una carrera en solitario de alto valor que en esta deliciosa séptima entrega navega entre las armonías de CS&N, el pop barroco de Love y la melancolía de Neil Young (‘Our love will never die’ parece salida de ‘After the Gold Rush’). Conmovedor. R. T. 

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