Condenado por colaboracionista durante la ocupacion nazi

Aparecen manuscritos robados hace 77 años al escritor antisemita Céline

Un antiguo crítico teatral de Libération los recibió hace años con la condición de no divulgarlos hasta que muriera la viuda del escritor, para que esta no ganara dinero con el hallazgo

La peculiar custodia de los documentos se prolongó por lo menos más de una década por la longevidad de la mujer, la bailarina Lucette Destouches, que falleció a los 107 años, en 2019

Louis-Ferdinand Céline

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El escritor francés Louis-Ferdinand Céline,  de nombre real Louis Ferdinand Auguste Destouches, fue un héroe de guerra en la primera guerra mundial y un traidor pronazi condenado por colaboracionista en la segunda.  Es el autor francés más traducido del siglo XX tras Marcel Proust y su estilo innovador le llevó a ser celebrado por autores de la generación Beat: en los años 50 le visitaron William S. Burroughs y Allen Ginsberg en su domicilio de Meudon, suburbio de París.

Para entonces ya había podido regresar de Dinamarca a Francia tras ser amnistiado. Había sido condenado por su proximidad con los nazis durante la ocupación nazi. Murió en 1961, sin recuperar algunos manuscritos que le habían robado en 1944.

Ahora, más de un millar de páginas de esos manuscritos han reaparecido, informa Efe,  poniendo final a una historia estrechamente vinculada con el trauma francés por el periodo en el que la Alemania de Adolf Hitler sometió al país con la ayuda de no pocos de los ocupados.

El lector de 'Libération'

El diario ‘Le Monde’ relató el jueves la historia de estos papeles, robados y ocultos, y entregados por su misterioso poseedor con una cláusula muy peculiar. Los manuscritos fueron robados en el domicilio de Céline cuando este había huido de Francia temiendo ser perseguido por sus vínculos con los nazis. Según denunció después, entre lo sustraído figuraban 600 páginas de la novela ‘Casse-pipe’, una novela desconocida llamada ‘Londres’ y 1.000 páginas de ‘Muerte a crédito’, entre otros documentos.

Papeles que salieron a la luz en 2019, de la mano de Jean-Pierre Thibaudat, antiguo crítico teatral de 'Libération', donde trabajó hasta 2006. Thibaudat no eligió ese año al azar para devolver los textos a sus legítimos propietarios, los herederos del escritor maldito. En 2019 murió la viuda de Céline, la bailarina Lucette Destouches.

Thibaudat explicó que un lector de ‘Libération’ le había entregado los manuscritos, que estaban ordenados con pinzas de madera, una costumbre de Céline, y le impuso la condición de que no los hiciera públicos hasta que Destouches falleciera, para impedir que ganara dinero con el material. Era una cláusula ideológica: "Siendo de izquierdas, no quería enriquecer a la viuda del escritor".

Le dio los papeles antes de que dejara el diario, por lo que por lo menos los guardó más de una década, esperando el deceso. La bailarina no facilitó la entrega: cuando murió, hace dos años, había alcanzado los 107.

Los herederos

Los destinatarios del material fueron los depositarios actuales de la obra de Céline, el biógrafo de referencia del escritor, François Gibault, de 89 años, y a Véronique Chovin, de 69, amiga de la viuda. Ambos denunciaron en 2020 a Thibaudat, porque aunque no reclamaba dinero por los documentos, trató de imponer condiciones sobre los mismos. Fue convocado por la Oficina de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC), y allí entregó los escritos, que había transcrito. Los documentos originales fueron autentificados y entregados a Chovin y Gibault, que contemplan dar como dación el manuscrito de ‘Muerte a crédito’ a la Biblioteca Nacional Francesa, lo que les permitiría cubrir los gastos de sucesión vinculados a este descubrimiento.

Céline estaba convencido de que el robo de los manuscritos era obra de Oscar Rosembly, un resistente de origen judío que también fue objeto de persecución legal por su papel durante el conflicto bélico. En su caso, por participar en otros robos. Tras un tiempo encarcelado, se fue a vivir a EEUU, donde murió en 1990, casi 30 años después de Céline, a quien, por cierto Francia se planteó homenajear en 2011. Las presiones en contra de ese plan, por el rechazo a las posiciones antisemitas del escritor, llevaron al Gobierno a desestimar el reconocimiento.