Crítica de cine

Crítica de 'Pequeños milagros en Peckham Street’: a las puertas del Brexit

Esta producción búlgara está protagonizada por una arquitecta inmigrante que quiere triunfar en Londres

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Pequeños milagros en Peckham street'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Pequeños milagros en Peckham street'. /

Quim Casas

Quim Casas

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Inmigración. El Londres incierto del Brexit de hace dos años. Pervivencia del socialismo puro. Gentrificación. Realismo social. Comedia negra. Retrato de una ecléctica comunidad de vecinos. Madres solteras. Personajes casi documentales atrapados en un relato de ficción. Estos y otros conceptos son los que maneja ‘Pequeños milagros en Peckham Street’, producción búlgara realizada a cuatro manos que quizá, por mezclar tantos conceptos y situaciones, se queda en una zona intermedia, tan interesante como insatisfactoria.

Su personaje principal es una rebelde. A su manera. Se trata de una arquitecta búlgara que quiere triunfar en su profesión y se niega a vivir del subsidio británico al que se acoge la mayoría de la comunidad. Y eso que en la primera secuencia del filme podría tirar perfectamente la toalla: el ascensor está lleno de orina, un tipo impresentable la llama zorra y le tira las bolsas de comida, su hijo ha convertido la cocina del apartamento en un laboratorio experimental con dos de sus pequeñas amigas, y el hermano de la mujer pasa de todo sentado frente al ordenador.

La película de Vesela Kasakowa y Mina Mileva documenta una ficción. Lo hace con un tono costumbrista en el que prima cierta distensión antes que el drama acerado, a pesar de las situaciones que presenta. Un punto de partida estimable que a veces se enreda demasiado en una madeja innecesariamente compleja.