Homenaje

La Cubana repasa sus 40+1 años de risas e ilusiones en una muestra en Sitges

La exposición ofrece las claves del estilo 'cubanero', marca de la casa de un grupo especialista en la parodia, creador de obras como 'Cegada de amor' y 'Cómeme el coco, negro'

Muestra de La Cubana en Sitges

Muestra de La Cubana en Sitges / Joan Cortadellas

Marta Cervera

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La amenaza de lluvia no impidió que el sol saliera justo coincidiendo con la presentación en Sitges de ‘40+1 anys: un viatge del no res al 2021', una gran exposición sobre La Cubana, compañía surgida del teatro amateur en dicha población. Actores y gente que el público no conoce pero que forman parte del ADN 'cubanero' se unieron a la foto de familia en el Centre Cultural Miramar. Jordi Milán y Vicky Plana, fundadores de la compañía, animaron a las jóvenes compañías a seguir luchando por sus sueños. "Sí se puede, todavía hoy", fue el mensaje de Plana en la presentación de la muestra a las nuevas generaciones. "Nosotros empezamos a hacer arte en la calle sin saber nada del 'arte povera', con lo que nos dio la gente del pueblo. Y si actuábamos en la calle es porque no teníamos local. Quien quiera hacer teatro, ya sabe: si quieres, puedes".

Jordi Milán, con sombrero en la presentación de la exposición sobre los 40+1 nos de La Cubana en Sitges en la zona dedicada a vestuario.

Jordi Milán, con sombrero en la presentación de la exposición sobre los 40+1 nos de La Cubana en Sitges en la zona dedicada a vestuario. / Joan Cortadellas

Montones de fotografías, vídeos de espectáculos, carteles y objetos recuerdan la historia de la compañía creadora, entre otros montajes, de ‘Cegada de amor’, donde los actores entraban y salían con naturalidad de una película; ‘Cómeme el coco, negro’, un homenaje a la revista y el Paral·lel que mostraba las interioridades de una compañía de variedades, y ‘Una nit d’òpera’, una divertida introducción al mundo de la lírica donde el público asistía a una función de ‘Aída’ viendo todo lo que ocurre entre bambalinas.

A lo grande

"Es como un transatlántico", resumía Mont Plans, una de las históricas de la compañía que acudieron a la inauguración igual que Anna Barrachina, Santi Millán, José Corbacho, impresionada con la gran cantidad de material expuesto, a disposición del público hasta el 26 de septiembre. Con las actuales restricciones por covid-19, podrán entrar 80 personas por hora en el local, con entradas de grupos cada 15 minutos. Se necesita entrada con cita previa disponible en la web de la oficina de turismo de Sitges, el centre Miramar.

La originalidad, la sorpresa, el espíritu festivo y el mimo por el detalle son algunas de las claves del teatro 'cubanero'. Todo ello se refleja en la muestra que, como sus montajes, no defraudará. Están desde esa original 'parada' de piedras macrobióticas que se inventaron al principio de su carrera y el cartel luminoso de La Cubana que viaja siempre con ellos hasta un enorme pastel de cumpleaños, el que aparecía en ‘Campanadas de boda’, que preside la entrada a la exposición.

"Sin Sitges La Cubana no sería La Cubana", dijo Milán, agradeciendo a Xavier Salmerón, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Sitges, este homenaje. A sus espectáculos y a la manera de hacer de una compañía cuyo lema es 'Todo es posible'. El grupo que empezó sin un duro, pidiendo ropa de vestuario en tiendas de la localidad, combinando imaginación y capacidad de trabajo acabó no solo triunfando en el teatro con un estilo propio sino también en televisión con series ‘Teresina S.A.’, protagonizada por las entrañables ‘Teresines’, tres hermanas ya mayores -interpretadas por Mercè Comes, Mont Plans y Sílvia Aleacar- que comparten piso, cotilleos y aventuras cotidianas en un piso del barrio de Gràcia. El público podrá recorrer el interior del pisito -TV3 no guardó los decorados pero lo han reproducido con las paredes pintadas- y ver de cerca la cantidad de trastos que la compañía guarda en un almacén de 3.000 metros cuadrados en L' Hospitalet. Ver cómo organizan el montón de vestuario, pelucas y postizos de todo tipo que han acumulado a lo largo de los años impacta. También el afinado trabajo realizado para crear 'Una nit d'òpera', una filigrana de precisión vista solo en el Tívoli que necesitó la creación de un teatrillo.

Los artistas, de ayer a hoy

También los protagonistas de la exposición son toda la gente que ha pasado por la compañía, sus colaboradores habituales y su proceso de trabajo. El espectador podrá apreciar sus trucos para los decorados y el vestuario así como la transformación de los actores en sus personajes a través de fotografías. "A mí un intérprete primero me tiene que convencer de que es el personaje que busco, cuando lo veo así, sin vestuario alguno", explicó Jordi Milán.

Para sacar punta a la realidad de su alrededor y conectar con un público muy diverso, la compañía ha apostado siempre por un humor fresco y directo, con mucha improvisación y sin cuarta pared. Interpelar al espectador forma parte de La Cubana, tanto como mezclar castellano y catalán, no necesariamente normativos. "La calle ha sido siempre nuestra inspiración", dijo Milán.

"La calle ha sido nuestra inspiración"

— Jordi Milán, director de La Cubana

Milán confesó que a menudo se pregunta cómo una compañía amateur como tantas de las que había en Catalunya en los años 80 alcanzó el éxito. “Comenzamos sin ninguna pretensión de ser profesionales ni dedicarnos a esto, más bien pensado en hacer el gamberro durante un verano". El primer éxito llegó en un festival de Sitges en 1983, con ‘Delikatessen’, una serie de divertidas acciones en escaparates, tiendas y mercados. Ya entonces interactuaban con el público y lo convertían en parte del espectáculo. “Tuvimos la suerte de gustar y nos contrataron en el Centre Dramàtic de la Generalitat y luego por toda España”. Su último espectáculo, ‘Adiós, Arturo’, tenía que haberse estrenado ya en Barcelona pero llegará al Coliseum después de Navidades. 

Calculan que cinco millones de espectadores en 10.000 funciones han disfrutado de sus espectáculos, entre ellos una exposición con diferentes acciones que reflejaba la obsesión del ser humano con el tiempo, en el CCCB.