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Maria Barbal recibe el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes

Maria Barbal recibe el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, de la mano de Marcel Mauri.

Maria Barbal recibe el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, de la mano de Marcel Mauri.

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"Barcelona es una casa donde las ventanas no dan a la calle", es "un ruido sin palabras y un silencio pastoso", se puede leer en "Pedra de tartera", la novela más conocida y traducida de Maria Barbal, que ha recibido este jueves en su comarca natal del Pallars el 53º Premi de Honor de les Lletres Catalanes.

Aunque haya proclamado a través de su literatura que ya no es de un solo lugar -reside en Barcelona desde 1970- tuvo claro cuando Òmnium Cultural le concedió el premio hace unos meses que lo recibiría en Tremp (Lleida), en el Espai Cultural La Lira, muy cerca de donde nació.

La localidad ha respondido engalanada para la ocasión y con muchos de los vecinos siguiendo el acto, unos 170 de ellos en el teatro, cumpliendo todas las medidas de seguridad por la pandemia de coronavirus, y otros 200 en el polideportivo, donde se han instalado pantallas gigantes.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; la presidenta del Parlament, Laura Borràs: la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, el expresidente de la Generalitat José Montilla y la alcaldesa de Tremp, Maria Pilar Cases, han sido algunas de las personalidades que han asistido al acto, con dirección artística de Israel Solà y guión de Queralt Riera.

Recuerdo a las víctimas del covid

Antes de la intervención de Barbal, las actrices Rosa Cadafalch (que hizo uno de los papeles de "Pedra de tartera" cuando se convirtió en obra de teatro), Ester Cort y Magda Puig han rememorado a través de diferentes pasajes la narrativa de la homenajeada, que entró en el mundo literario por "la puerta grande" en 1985 con esta novela sobre las consecuencias de la guerra civil, protagonizada por Conxa, un personaje único de la literatura catalana que también dejó su comarca natal del Pallars para establecerse en la capital.

Fragmentos de esta obra, de "Mel i metzines", "Càmfora", "Escrivia cartes al cel", "Carrer Bolívia", "Emma", "En la pell de l'altre" o "A l'amic escocès" se han podido oír en escena de la voz de las tres actrices, mientras ha sonado el "Jo vinc d'un silenci", de Raimon, y la melodía de "La casa del sol naciente".

Tras las intervenciones del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, quien por cuarto año consecutivo no ha podido asistir al acto al estar encarcelado y ha enviado un mensaje; del vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri; y de la glosa de Albert Villaró, una contenida Maria Barbal ha cogido el micrófono para agradecer el premio y acordarse de los que hoy no han podido estar, en referencia a familiares próximos y a otras personas fallecidas recientemente.

Ha recordado cuando escribió su primera novela siendo una mujer joven, casada y con dos hijos pequeños, profesora de Lengua y Literatura Catalana en el Institut Joan Maragall de Barcelona, habiendo aprendido el catalán de forma autodidacta.

Antes de ahondar en sus obras, no ha dejado pasar que en estos tiempos se ha puesto de manifiesto la importancia de profesiones como las de maestro y sanitario, dos grupos "puntales" de la sociedad, mientras que los escritores, "a pesar de recibir premios, no somos tan básicos". "Por muy bien que lo hagas -ha añadido- no te puedes comparar con alguien que salva la vida a otros".

Como es habitual en ella, ha defendido la lengua catalana, "ahogada durante años", pero que "ha sobrevivido", aunque "ahora vuelve a estar en una situación que las personas entendidas denuncian como crítica".

"Vida dentro de la vida propia"

Después de años creando historias de todo tipo, las primeras relacionadas con su tierra, Barbal cree que la literatura "es vida dentro de la vida propia". "Acepto que he vivido y compartido tiempo con la familia, con los amigos, con los alumnos, con los compañeros, pero también con mis personajes, y todavía hoy veo a Conxa esquivando su caída vital, con ánimos para estar con los hijos", ha dicho.

Asimismo, no ha rehuido que ha querido contribuir a guardar la memoria de los que le han precedido y que en este recorrido de "intentar comprender la naturaleza humana buscaba también entenderme a mí misma". "Hoy me veo coronada -ha concluido- con este Premio de Honor".

Jordi Cuixart, a través de un vídeo, ha señalado: "Por cuarto año consecutivo, los poderes del Estado me impiden entregar este premio de Honor (...) La literatura nos recuerda que no hay injusticia, prisión o chantaje que pueda doblegar la voluntad de ser de un pueblo". A su juicio, es "por este afán de rehacer la normalidad que, pase lo que pase, estemos donde estemos, la sociedad civil lo seguiremos haciendo y los seguiremos volviendo a hacer" porque "ejercer los derechos fundamentales es la mejor manera de preservarlos".

En su alocución, Marcel Mauri ha considerado que es "necesario blindarnos ante la situación de emergencia lingüística" y ha reclamado a las autoridades políticas presentes "un audiovisual fuerte. Necesitamos blindarnos ante la situación de emergencia lingüística".