La gran novedad de Sant Jordi

Abre Finestres, la librería que pretende alborotar la vida cultural de Barcelona

El espacio inicia singladura en el centro de la ciudad con una ambiciosa agenda de actos y una apuesta decidida por los libros de fondo

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finestres / Ferran Nadeu

Rafael Tapounet

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Cosas del equilibrio cósmico. El mismo día en que la plataforma Glovo anunciaba que su tropa de 'riders' llevará libros dedicados a domicilio el día de Sant Jordi, la librería Finestres presentaba su ambicioso proyecto a los medios de comunicación apenas horas antes de abrir sus elegantes puertas en pleno centro de Barcelona. La iniciativa de Glovo (que permitirá al usuario recibir en casa un volumen firmado sin pasar por el trámite siempre incierto del encuentro personal con el autor) y la apuesta de la Finestres encierran concepciones casi antagónicas del libro y de la experiencia de comprarlo. Lo que para unos es una simple y cómoda transacción comercial, desprovista de azares y de vida, para otros es una invitación a la búsqueda, la sorpresa, el hallazgo y el impulso. Y mucho más, porque la Finestres nace con la pretensión de ser, más que una tienda de libros o un espacio físico, "un proyecto cultural total".

Las comillas corresponden a Àurea Perelló, que ha sido seleccionada por el propietario único de la nueva librería, el empresario y mecenas cultural Sergi Ferrer-Salat, para coordinar un equipo de ocho libreros y tres programadores. La composición del personal ya da una primera idea de las dimensiones y la naturaleza del proyecto. Finestres nace en el número 249 de la calle Diputació, en un local de 550 metros cuadrados que hasta hace algo más de medio año estaba ocupado por el restaurante Monvínic, también propiedad de Ferrer-Salat, y en otoño abrirá un segundo espacio de 215 metros cuadrados justo enfrente, en el número 250, que estará dedicado a las diversas disciplinas artísticas, el cómic y la ilustración.

'La Pléiade' en Sant Jordi

Abrir una librería hoy en día sin aludir a la condición de "más que una librería" del establecimiento es casi un exotismo. La Finestres tiene al menos argumentos concluyentes para justificar sus pretensiones de singularidad. De entrada, es una librería que, sin desatender las novedades, se orienta hacia el fondo de catálogo. En castellano y catalán, pero también en inglés, francés, italiano, alemán y portugués. Ello hace, por poner un ejemplo, que en sus muy pobladas estanterías (unos 42.000 libros de inicio) los volúmenes de la clásica colección francesa ‘La Pléiade’ de Gallimard convivan con algunas de las principales apuestas editoriales de cara al inminente Sant Jordi. Es algo habitual en las grandes librerías de algunas ciudades europeas pero que en Barcelona resulta cada vez más caro de ver.

"Organizar y mantener una librería de fondo no es fácil", admite Perelló, que, junto con su equipo, empezó a trabajar en la confección del catálogo de la Finestres hace un año y que durante meses ha estado almacenando libros en un local de Sant Gervasi a la espera de que el fin de las obras permitiese el traslado definitivo a la calle de la Diputació. Allí se exponen ahora en un espacio confortable y diáfano que invita a los visitantes no solo a curiosear sino también a tomar posesión de alguno de los sillones y sofás que hay dispuestos por el local para leer. Eso sí, en silencio: en la Finestres no hay wifi y la cobertura telefónica se mantiene al mínimo para no turbar la paz del lugar.

Entre Goliath y Black Books

Quienes estén familiarizados con la descacharrante serie británica ‘Black Books’ (los que no lo estén harían bien en enmendar esa laguna cuanto antes) habrán intuido ya que la nueva librería está más próxima, al menos en tamaño y apariencia, a la moderna y aseada Goliath Books que al destartalado y mugriento establecimiento que da nombre a la serie. Pero para insuflarle algo del espíritu anárquico, imprevisible y disruptivo de Black Books (y de su genialoide propietario, el misántropo Bernard Black) la Finestres contará con un audaz programa de actividades, la otra gran apuesta diferencial del proyecto a fin de convertirse en un activo polo de agitación cultural en la ciudad.

"Queremos llevar a cabo una programación alternativa e iconoclasta, alejada de las presiones de la industria editorial, que enriquezca cultural y espiritualmente la vida de Barcelona". Una contundente declaración de intenciones enunciada por Ferrer-Salat, que ha encomendado la labor de alborotar el panorama a un tridente formado por la ‘scout’ literaria Camila Enrich y los escritores Marina Espasa y Kiko Amat. Este último esbozó en el acto de presentación algunas de las claves que definirán la agenda de actos de la librería: huir de las presentaciones convencionales, programar lecturas y encuentros con autores de interés con independencia de si tienen o no novedades que promocionar, organizar debates, ciclos de charlas y clubs de lectura y acoger, los sábados a la hora del vermut, actuaciones musicales, recitados, propuestas de ‘spoken word’, números de comedia y lo que se tercie.

El 'equipo Finestres': de izquierda a derecha, Enrich, Perelló, Espasa, Ferrer-Salat y Amat.

El 'equipo Finestres': de izquierda a derecha, Enrich, Perelló, Espasa, Ferrer-Salat y Amat. / Ferran Nadeu

El propósito de todo ello es trascender la condición de librería de la Finestres y, en palabras de Amat, "rivalizar con otras instituciones culturales de la ciudad". Entre los actos ya programados para el mes que viene (a partir del 10 de mayo) figuran un ciclo de charlas sobre el pensamiento reaccionario conducido por el periodista y exdiputado Antonio Baños, una mirada a la práctica artística contemporánea de la mano de Mireia Sallarés, unas sesiones de comentarios filosóficos a partir de la 'Guía del autoestopista galáctico' de Douglas Adams, con Manolo Martínez (ex-Astrud) y Carlota Serrahima, y un seminario sobre cómo escribir canciones pop a cargo de Miqui Puig.

El proyecto se completa con una cafetería-bar ubicada en un jardín exterior ("¡he conseguido que sirvan cerveza!", se enorgullece Amat, muy razonablemente), un generoso programa de becas para fomentar la escritura de ensayo en catalán y castellano (20.000 euros de ayudas directas a los autores en cada una de las dos lenguas) y unos suculentos premios de narrativa de los que les daremos cuenta en una pieza aparte.

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