Crítica de cine

'23 paseos': aprender a quererse a cualquier edad

Paul Morrison dirige una película serena sobre el amor en la tercera edad, sobre la necesidad de conectar y sentir

Estrenos de la semana. Tráiler de '23 paseos'

Estrenos de la semana. Tráiler de '23 paseos'. /

Beatriz Martínez

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Cuando vemos una película sobre amor adolescente, todo parece nuevo y excitante, todo es intenso y casi desesperado, al límite. Las cosas comienzan a ser un poco diferentes con el paso del tiempo. Las experiencias acumuladas van creando una mochila, comienzan a existir cargas emocionales, heridas que han dejado una marca y todo se vuelve más lento y cauto.

El director británico Paul Morrison aborda estas cuestiones en ‘23 paseos’, la historia de dos ancianos que se encuentran por el parque paseando a sus respectivos perros y que poco a poco irán estableciendo un vínculo que los llevará desde la amistad al amor, con todos los miedos que eso supone, tanto físicos como emocionales, porque según se cumplen años, más coraza y más recelo se acumula, más desconfianza.

Humor y honestidad

En la historia de Dave y Fern, que así se llaman los protagonistas, hay desencuentros, soledad, traumas dolorosos, problemas económicos, pero el director no intenta en ningún momento recrearse en sus miserias más allá de determinar, a través de su bagaje, el punto preciso en el que se encuentran sus vidas.

Es ‘23 paseos’ una película serena sobre el amor en la tercera edad, sobre la necesidad de conectar, de sentir, ya sea a través de una caricia o del sexo. Sin efectismos, sin condescendencia ni una mirada edulcorada o sentimentaloide, sino apelando al humor y la honestidad. Así, acompañaremos a Dave y Fern en sus paseos, en sus momentos buenos y malos a través de la comprensión y la empatía, algo que buena falta nos hace.