La peor pérdida

La maldición de los Earle

El rockero estadounidense Steve Earle publica un disco de versiones de su hijo, fallecido por sobredosis hace apenas cuatro meses

Icult Vendrell

Icult Vendrell / Getty / Robin Marchant

Nando Cruz

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Nadie que no lo haya sufrido en primera persona puede imaginar qué se siente al perder un hijo. El rockero estadounidense Steve Earle ya lo sabe: el suyo, Justin Townes Earle, falleció el pasado 20 de agosto. En su caso, además, con un agravante: su hijo, también cantante, murió víctima de una sobredosis cuando, precisamente la adicción a las drogas, fue uno de los problemas que él mismo tuvo que afrontar en su día. Pero Steve Earle siempre fue de los que cogen al toro por los cuernos y dos meses después de la muerte de su hijo decidió entrar a grabar un disco con el que despedirlo. No un disco cualquiera: sería un disco en el que interpretaría diez canciones del malogrado Justin.

Cuesta aún más imaginar qué debe sentir un padre aprendiendo a tocar y cantar las canciones de un hijo recién fallecido. Debe ser como enfundarse sus camisas, calzarse sus botas, probar su colonia. Pero ahí está Earle, sumergiéndose en historias como la de 'Harlem River blues', aquella sobre un hombre que comunica a su madre su decisión lanzarse al río para acabar con una vida de desdichas. En 2010 Justin cantaba: "No estoy corriendo riesgos / Seguiré adelante mientras sea digno de su gracia / No creas que soy tonto, madre / Conozco la diferencia entre jugármela y escoger mi destino". Ahora es su padre quien entona esos versos en unas circunstancias que jamás pudo imaginar. El disco se titula 'J.T.', las siglas de su hijo, y se ha editado esta misma semana. 

Steve y Justin emprendieron sus carreras musicales con veinte años de diferencia, pero sus discografías coincidieron en la última década. Y aunque la sombra del padre es alargada e imponente en el rock de autor y raíz estadounidense, la obra del hijo no desmerece el apellido en absoluto. Para algunos, hace años que había superado artísticamente a su progenitor. Todo un mérito para ese chaval que descubrió el folk y el blues a través de Nirvana. En su disco 'Unplugged MTV', el trío interpretaba 'Where did you sleep last night'. Justin daba por sentado que era una composición más de Kurt Cobain, pero su padre le insistió para que escuchara la versión original, obra del centenario cantante de folk Leadbelly. Y luego le mostró otro disco del bluesman Lightnin’ Hopkins.

Debut en la Diagonal

Justin Townes Earle era un tipo lanzado como su padre. En otoño de 2007 ofreció sus primeros conciertos en España. Apenas había publicado un epé de seis canciones, pero su carisma escénico ya era evidente. Compartía gira con Jubal Lee Young, otro 'hijo de' (en concreto, del cantante de country Steve Young), pero cuando concluyó su pase en el desaparecido Zac Club de la avenida Diagonal de Barcelona, el único que se hartó de vender discos fue Earle. Y así fue a lo largo de toda su travesía europea. Justin solo tenía 25 años, pero llevaba más de una década actuando donde le dejaban y liándola siempre que podía.

Y cuando se trata de los Earle, la expresión liarla cobra una dimensión extrema. Con 12 años, Justin ya tonteaba con las drogas y con 13 fue condenado a seis meses de trabajos forzados por robar un arma. El día que salió de prisión su padre lo esperaba para ir juntos al entierro de Townes Van Zandt, cantautor de cabecera y amigo del alma. El segundo nombre de Justin es Townes en referencia a él. Para entonces, Steve ya se había liberado de una adicción a la heroína que su hijo vio y vivió demasiado de cerca. Justin pasaría algunas etapas limpio, pero siempre acababa recayendo. Algo no funcionaba bien en su interior. Cuando su carrera empezaba a despuntar, en el buzón de voz de su móvil sonaba 'Only the lonely', de Roy Orbison. "Solo los solitarios saben cómo me siento hoy / Solo los solitarios saben que este sentimiento no es bueno".

Padre e hijo siempre mantuvieron una relación compleja. Steve abandonó a Justin cuando solo tenía dos años. Más tarde, se lo llevaría de gira para darle trabajo y alejarlo de las drogas. Cuando preguntaban al hijo qué tal era tener un padre como Steve Earle, respondía que él apenas lo vio de niño. Cuando preguntabas al padre por la incipiente carrera de Justin, opinaba con condescendencia. Con el tiempo, acabaría reconociendo que era mejor intérprete y guitarrista que él. Su última muestra de admiración es este disco de versiones. Hasta la fecha, Steve Earle solo había grabado discos de versiones dedicados a sus dos mentores: Guy Clark, fallecido en 2016, y el citado Townes Van Zandt.

La última conversación

En una reciente entrevista con el 'New York Times', Steve Earle ha explicado que la mañana del 20 de agosto habló por teléfono con su hijo. Los problemas con las drogas formaron parte de la conversación. Una nueva cura de rehabilitación estaba en la agenda. "No me hagas enterrarte", le suplicó su padre. "No lo haré", respondió el hijo. Horas después, fallecía por sobredosis de cocaína y fentanilo. Justin Townes Earle tenía 38 años y una hija de tres. La misma edad, 38, tenía Steve Earle cuando fue detenido por posesión de heroína. Poco después fue condenado a dos meses de prisión. En cuanto salió inició el proceso de rehabilitación que lo ha mantenido sobrio y a salvo hasta hoy.

'Last words' es la única composición original que Steve Earle incluye en 'J.T.'. Es una canción de despedida, la última del disco. No es gran cosa. Steve suena perdido, sin ánimos para armar una composición más consistente. Apenas le sirve constatar una pérdida tan reciente y tan dolorosa. En este sentido, no es poca cosa. "Lo último que te dije fue: ‘Te quiero’. Las últimas palabras que me dijiste fueron: ‘Yo también te quiero’", canta el padre. Entonces entra un violonchelo sombrío y grave que anuncia el fatal desenlace.

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