CRÍTICA DE CINE

'Judy': una muñeca rota

Un 'biopic' que tiende a resaltar las miserias de la protagonista de 'El mago de Oz' en la recta final de su vida

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Judy'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Judy'. / periodico

Quim Casas

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Como ocurría en la reciente 'El gordo y el flaco' ('Stan & Ollie'), Judy se concentra también en los días de ocaso de la antigua estrella de Hollywood y en su estancia en Londres. En el caso del filme sobre Stan Laurel y Oliver Hardy se trataba de recrear la gira que hicieron la otrora popular pareja cómica por escenarios británicos. En cuanto a la película en torno a Judy Garland, la acción queda concentrada en Londres, ciudad a la que llegó en el invierno de 1968 para realizar una tanda de actuaciones.

Ya no era, por supuesto, la chiquilla que encandiló a medio mundo en 'El mago de Oz'. Tampoco la ya torturada protagonista de la segunda versión de 'Ha nacido una estrella'. Aniquilada por las pastillas y la falta de dinero, Garland aceptó volver a actuar, con el pánico que ello le daba, para normalizar su situación económica y tener la custodia de sus dos hijos. Era la recta final de su vida –falleció en Londres en junio de 1969– y así la muestra el filme, como una muñeca rota.

 Renée Zellweger da el tipo físico, convenientemente maquillada, pero en algunos momentos, sobre todo en las actuaciones que acaban con Garland insultando al público, exagera un tanto el patetismo del personaje. Quizá no sea culpa de ella sino de un guion que tiende a explotar las miserias de la actriz en el crepúsculo nada dorado de su existencia. En contrapartida, los abundantes 'flashbacks' sobre su pasado, en concreto su infancia, exponen de manera bastante rigurosa todo aquello que después marcaría su vida: la relación con Louis B. Mayer, el patrón del estudio; las dietas estrictas que le obligaron a llevar para estar siempre delgada; el consumo de pastillas también según las directrices del productor… En definitiva, la ausencia de una verdadera infancia para alguien que se convirtió en la niña de Estados Unidos.