CRÓNICA

Ennio Morricone, ídolo de masas

El maestro italiano de las bandas sonoras de cine es aclamado en Madrid como si fuera una estrella del rock

Ennio Morricone

Ennio Morricone / periodico

Beatriz Martínez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hasta cinco veces se puso en pie el público que asistió al primero de los dos conciertos que Ennio Morricone había programado en Madrid en el auditorio del WiZink Center. Después de iniciar su gira en Bilbao, el gran maestro italiano de las bandas sonoras vino a darse un baño de multitudes en una gira de despedida, ‘The Final ConcertsWorld Tour’, en la que por una vez un compositor de estas características fue aclamado como si fuera una estrella del rock. 

Su aura de leyenda impregnó un pabellón en el que se congregaron más de 10.000 personas que respetaron las indicaciones de no encender los móviles para inmortalizar el momento. La vivencia como única fuente de recuerdo frente a un silencio sepulcral con tintes de ceremonia sagrada antes de comenzar un viaje a lo largo de toda una vida dedicada a la música que abarca más de 500 melodías para cine. 

Extasis sonoro

A sus 90 años y sentado en su trono de mito viviente, a Morricone no le tembló el pulso en ningún momento a la hora de dirigir a los más de 200 integrantes de la orquesta Roma Sinfonietta y el Coro Talía que contribuyeron a dotar de épica a un concierto que comenzó a ritmo de los acordes de ‘Los intocables de Eliot Ness’ y que estuvo dividido en varios segmentos entre los que destacó el dedicado a los trabajos que realizó junto a Sergio Leone. Gracias a ellos se convirtió en un autentico renovador del lenguaje musical a través de la introducción de instrumentos y melodías que contribuyeron a dotar al 'spaguetti western' de un sabor y una personalidad inconfundibles. Por eso, los fragmentos elegidos de ‘Hasta que llegó su hora’ y ‘El bueno, el feo y el malo’, con 'The Ecstacy of the Gold' como momento cumbre acompañado de la voz de la soprano Susanna Rigacci, condujeron al público al éxtasis sonoro. 

Con Dulce Pontes

No hubo espacio a lo largo del recital para otros géneros menos masivos como el 'giallo' o el 'poliziottesco' para los que Morricone constituyó igualmente una figura fundamental al lado de directores como Dario Argento o Lucio Fulci, tampoco ninguna de sus colaboraciones junto a Pier Paolo Pasolini estuvo representada, en beneficio de otros 'scores' más melódicos de películas de corte social como ‘Sacco y Vanzetti’ o ‘La batalla de Argel’. La cantante portuguesa Dulce Pontes acompañó de forma entusiasta al compositor a lo largo de varios temas que comenzaron con ‘La luz prodigiosa’ y terminaron de manera orgiástica con el 'Aboliçao’ del filme ‘Queimada’. Además de la película de Miguel Hermoso que gira alrededor de las incógnitas sobre la muerte de Federico García Lorca, Morricone también incluyó varios temas de ‘¡Átame!’, una banda sonora que siempre ha arrastrado la polémica alrededor del nulo entendimiento entre el compositor y el cineasta Pedro Almodóvar

La segunda parte del concierto dio inicio con los acordes de la única película que le hizo ganar un Oscar de Hollywood, ‘Los odiosos ocho’, de Quentin Tarantino, y también adquirió protagonismo otra de sus grandes nominaciones, la que obtuvo por ‘La misión’, para concluir su repaso con una melodía que condensa todo el amor al séptimo arte, la de la evocadora y nostálgica ‘Cinema Paradiso’.