CRÍTICA

Los protocolos masculinos

Toni Soler publica un libro introspectivo, donde por primera vez habla de sí mismo, su pasado y sus sentimientos tras perder al padre con 16 años

Toni Soler, este lunes en Barcelona.

Toni Soler, este lunes en Barcelona. / periodico

Vicenç Pagès

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Toni Soler Toni Soler(Figueres, 1965) es guionista y creador del programa ‘Polònia’. Ha publicado una docena de libros, pero ‘El tumor’ es el primero donde habla directamente de sí mismo, de su pasado y sus sentimientos. 36 años después de que su padre muriese, presenta un libro introspectivo donde no es tan relevante lo que sucedió como las reacciones que tuvo el autor cuando era adolescente, y sobre todo la manera cómo las entiende hoy. 

El libro repasa cómo era su familia a principios de los 80: la distancia sentimental que imponía la función de ‘pater familias’, la expresividad extrema de la madre -encargada de la intendencia-, el abismo que separaba al hermano pequeño de las hermanas mayores. El autor, entonces adolescente, se confiesa “poco diestro en la gestión de las emociones”. En aquellas familias formadas durante el nacionalcatolicismo, se esperaba que, ante cualquier desgracia, las mujeres llorasen y los hombres mantuviesen la cabeza fría. Para un adolescente de la época, destinado a convertirse en “el hombre de la casa”, resultaba obligado mostrarse antidramático, resistir lo que llama “la tentación del victimismo”. Ante la muerte del padre, ni siquiera los compañeros de clase estaban preparados para ir más allá de unas pocas frases de compromiso. 

Tras el entierro, sin embargo, el tumor persiste, ya que es el nombre que Soler da a lo que quedó: la memoria, la ausencia, el duelo, la inseguridad, y también la sensación de no haber sabido gestionar el dolor. Como si siguiera un proceso de psicoanálisis, se interroga sobre hasta qué punto su manera de ser, de sentir y de reaccionar ante el mundo es el resultado de los genes, de las circunstancias o bién de los protocolos de la masculinidad, que entonces más que ahora imponían un “duelo congelado” que tarde o temprano pasa factura. 

Escrito con una prosa fría y precisa, ‘El tumor’ es una contribución digna a un género literario que quizá inauguró la ‘Carta al padre’ de Kafka, que tiene un punto de inflexión en ‘Mis padres’ de Hervé Guibert, y donde podríamos incluir los últimos libros de Sergi Pàmies. Ahora que abundan los testimonios sobre los prejuicios de género, puede ser pertinente preguntarse hasta qué punto los rituales de iniciación masculinos configuran el bloqueo emocional que tradicionalmente ha caracterizado a la mitad de la población.