PARIR Y ACTUAR

"Ocultar el embarazo me puso en riesgo de parto prematuro"

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Marta Cervera

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"No sé si realmente han pesado más los criterios artísticos o los económicos", declara el director Álex Rigola ('Macho-man', 'Un enemigo del pueblo'). Iván Morales ('La calavera de Connemara', 'Esmorza amb mí') se inclina más por lo segundo, pues Aina Clotet solo ha salido a la palestra al ver que el tema del seguro no aparecía en ninguna de las declaraciones de la realizadora Leticia Dolera. "Si el coste de trabajar con una actriz embarazada en el sector audiovisual es tan alto deberíamos hacer presión para cambiarlo", afirma Morales. Tanto él como Rigola han trabajado en el mundo del teatro con actrices gestantes sin problemas. Sí se puede, dicen ambos. Los casos de Gal Gadot, que rodó 'Wonderwoman' de cinco meses; de Scarlett Johansson, que cuando esperaba su primer hijo rodó 'Vengadores: la era de ultrón', y de Leonor Walting en 'Los crímenes de Oxford', demuestran que sí se puede cuando el director quiere. Pero eso no siempre ocurre. 

El físico importa

El físico es un instrumento importante para una actriz y el embarazo puede cerrar puertas. Lo que le ha ocurrido a Clotet no es extraño. Sin duda, todo un tema para el colectivo Dones i Cultura. “Lo más normal es que no te contraten si estás embarazada”, explica Marta Romero, actriz que prefirió ocultar su estado cuando la seleccionaron para hacer un papel en una ópera en Finlandia, dos meses de trabajo. Solo lo anunció tras el estreno, cuando ya no estaría el director. A partir de entonces todo fue mejor. Ampliaron el traje y pudo acabar las funciones. “El estrés sufrido me perjudicó. Caí en una depresión y no pude disfrutar de mi embarazo. Dos semanas después de acabar tuve que ir al médico por riesgo de parto prematuro”.

Aplaude el valor de Clotet a explicar su caso. “En nuestra profesión hay mucho miedo a quedarte sin trabajo y más si necesitas el dinero”. El caso ha puesto sobre la mesa un asunto que preocupa. “Se confía muy poco en la capacidad de las mujeres para trabajar cuando esperan un hijo. Muchas amigas que se acercan a los 40 años han ido postergando la idea de ser madres para no perder trabajos.” Eso ocurre en muchas profesiones. 

El teatro, a diferencia del cine, suele adaptarse mejor a las futuras mamás. Mima Riera, Annabel Castan y Cristina Genebat son algunas de las actrices que han logrado compaginar las tablas con la gestación la última temporada en Barcelona, al menos durante un tiempo. Ivan Morales quiso aprovechar el embarazo de Riera en ‘Esmorza amb mi’. En ella su personaje iba a empezar una nueva vida con un hombre pero ardía de deseo por otro. Había escenas de pasión. “Observar y trabajar con Mima embarazada ha sido muy potente y eso que, a priori, pensé que no pegaba con el personaje", comenta el director. Pero quedaba poco para estrenar y optó por cambiar algo el guion. "La creación artística debe luchar por romper prejuicios. Y lo cierto es que algunas escenas con ella de seis meses quedaron supersexys".

Ni él ni Àlex Rigola han tenido malas experiencias. “Las embarazadas en mis proyectos han trabajado con normalidad mientras se han encontrado bien porque en esto el límite lo ponen ellas. Solo hemos sufrido cuando íbamos de bolo con las compañías aéreas porque ellas tienen sus reglas", señala Rigola. 

En el polo opuesto del caso de Clotet estaría Rocío Molina, una bailaora y coreógrafa radical que ha llevado su maternidad a escena en 'Grito Pelao'. En su caso, el embarazo y el trabajo germinaron placenteramente. Se sometió a una inseminación artificial al tiempo que preparaba el espectáculo con Sílvia Pérez Cruz. Y todo cuajó: se la vio luciendo orgullosa su vientre en el Grec y acabó funciones en octubre, de casi ocho meses, en París.