EL LIBRO DE LA SEMANA

'Lo que te pertenece' de Garth Greenwell: Luminosa oscuridad del deseo

Una primera novela, gran revelación, sobre el deseo, la culpa, la represión y la memoria.

El escritor norteamericano Garth Greenwell.

El escritor norteamericano Garth Greenwell. / .45092018

Enrique de Hériz

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A menudo nos llegan traducciones de primeras novelas que, a juzgar por las críticas y premios recibidos en sus países de origen, parecen llamar con fuerza a las puertas del éxito. Por usar la palabra de moda, digamos que el 'mainstream' acepta la llegada de aportaciones que parecían destinadas a circular por otros terrenos más oscuros, menos transitados. El éxito reserva una pequeña cuota para el arte, entre otras cosas para que podamos seguir dándole vueltas al eterno asunto de cuál es la piedra filosofal del éxito, cuál la quintaesencia del arte. Bien. Ésa es la puerta por la que asoma 'Lo que te pertenece'. British Book Award, nominada al Premio Nacional, coronada con frases de encomio de absolutamente todos los suplementos literarios de Gran Bretaña y Estados Unidos, así como de multitud de escritores.

La primera escena es un encuentro sexual de pago entre dos hombres en los baños del Palacio Nacional de Cultura de Sofía, Bulgaria. Así empieza la primera parte, titulada 'Mitko' por el nombre del muchacho a quien el narrador anónimo —un profesor estadounidense que da clases en Sofía— paga, con alguna reticencia, a cambio de sexo. Caramba con el 'mainstream'. En sus sucesivos encuentros hay placer y hasta cierta ternura, pero siempre envueltos en la niebla de la suspicacia, de la amenaza: es una relación comercial, pero se vuelve profundamente personal, tiene despuntes ingenuidad, otros que orillan el peligro.

Un día, cuando el narrador está dando clase lo interrumpe una administrativa de la escuela (es de suma importancia la figura de la interrupción; hace hincapié el autor en cómo su aparición deja a medias la frase que dirigía en ese momento a los alumnos, como si toda la novela tuviera que ver con el límite, la frontera, de lo que está a punto de ocurrir pero se reprime o se incita, se prohíbe o se empuja) con la noticia de que que su padre está gravemente enfermo.

El regreso a Kentucky da lugar a la segunda parte, llamada 'Tumba' en la que convergen dos descubrimientos simultáneos o, mejor dicho, uno mismo desde dos perspectivas: observamos el descubrimiento de la sexualidad por parte del narrador, en la figura de un compañero de adolescencia que lo seduce y lo inicia para humillarlo a continuación en un subsiguiente encuentro con una chica, que le obliga a presenciar sin poder intervenir: «bajo el dolor de la exclusión la satisfacción del deseo; a veces pienso que no he buscado otra cosa». He ahí el centro de gravedad del libro: deseo y exclusión, deseo y libertad, deseo y culpa, deseo y puro deseo. Pero la mirada del padre tras descubrir la tendencia homosexual de su hijo (con una imagen brutal para todos, padres e hijos: «su mirada entró en mí y se aposentó y ya no se marchó nunca, echó raíces por debajo de la memoria y se convirtió en mi noción de mí mismo, mi noción y expectativa») introduce otra dualidad más grave: deseo y represión.

En la tercera parte, 'Contagio', regresa Mitko para poner el punto final a las dualidades: deseo e interés, deseo y tragedia. Sólo se puede añadir que el estilo es limpio y cristalino. Y que ojalá el 'mainstream', la industria, el comercio, o comoquiera que se llame el bicho en cuestión, siga abriendo esas puertas laterales de vez en cuando.