Primavera Sound: el precalentamiento

No todo era gratuito en la jornada de precalentamiento del Primavera Sound: había también un par de conciertos 'de pago' en el Auditori, quizá por compensar que, salvando hoy, jueves, el resto del festival no habrá oportunidad de pasar por allí para relajar piernas. (Otro Auditori, el de la calle de Lepant, acogerá dos conciertos dedicados a la banda sonora de 'Stranger things').

Este cronista se quedó sin entrada para Spiritualized, después de tres cuartos de hora bajo un sol achicharrante, pero pudo ver a (y se maravilló con) Maria Arnal i Marcel Bagés. Ella es incluso mejor que todo lo que se dice sobre ella: una voz dúctil, sinuosa y poderosa a la que no se escucha realmente hasta que no se acude a un directo. Él, un guitarrista inteligentísimo, en algún lugar entre la liquidez de Vini Reilly y el dramatismo atmosférico del posrock. Su reformulación de la canción popular dejó sin aire al público del Auditori, sobre todo a la altura de 'Miénteme' (versión de Niño De Elche), el 'tour de force' de 'La gent' (David Soler, productor de su primer álbum, añade drones) y el necesario clímax con 'Tú que vienes a rondarme'. Primer Gran Hito del festival.

Al aire libre y ya para un público que podía o no tener pulsera, que venía aquí por devoción o por curiosidad, Javiera Mena desgranó su repertorio dance-pop con ayuda de una banda completa y, desde 'Otra era', también las bailarinas de Les filles Föllen. La química con su grupo es innegable, Mena se divierte, ellos se divierten, todos nos divertimos. La variedad de ritmos (del house-pop de la nueva y radiante 'Espejo' al dembow de 'Intuición') no daba el mínimo lugar al tedio. Algo más monótona fue la actuación del trapero Yung Beef sobre su famosa jaula: de nuevo, exceso de 'playback' y escasez de visceralidad. Quizá tampoco sea un espectáculo para un espacio abierto y todavía bajo la luz del sol.

El indie rock de Wolf Parade

La jornada se cerró con un par de instituciones alternativas, cada una de un lado del charco. En primer lugar, los canadienses Wolf Parade, sacudiendo su indie rock de trazas glam y new wave con tanta pericia e intensidad como en (¡cómo pasa el tiempo!) Apolo en el 2005. Por entonces presentaban su primer disco, 'Apologies to the Queen Mary', del que anoche sonaron 'Fancy claps' o, poniendo el broche de oro, ese doble 'nocaut' formado por 'This heart’s on fire' (Dan Boeckner dando fuego a su voz) y 'I’ll believe in anything'. Los temas nuevos, seamos sinceros, no resisten comparación; bueno, quizá el muy Bowie 'Valley boy'.

Y la explanada del Fòrum ya desbordaba de público con los escoceses Belle and Sebastian, leyenda indie pop habitual en nuestros escenarios, ofreciendo... otro concierto de Belle and Sebastian. Pocas sorpresas, para bien o para mal, sobre todo para bien. Stuart Murdoch sigue siendo un líder contagioso y parece más decidido que nunca a desdibujar el pasado introvertido de B&S: bailó a cada momento, y especialmente  en'I’m a cuckoo' (nadie diría que se inspira en una ruptura) o 'Sukie in the graveyard', para la que se rodeó de espontáneas. El guitarrista Stevie Jackson fue voz principal en 'Perfect couples', pero mejor impresión causó la violinista Sarah Martin cantando la northern soul 'The same star' y, después, alternándose con Murdoch en 'Poor boy'. Todo muy festivo, agradable, pop; melódico hasta lo anacrónico.